jueves, 29 de enero de 2009

PADRE NUESTRO



Jesús nos enseño a orar así:
Padre nuestro que estás en el cielo, Santificado sea tu nombre; Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.

Si reflexionamos lo anterior:
No debemos decir Padre; si no nos comportamos como hijos.
No digamos Nuestro; si vivimos aislados en nuestro egoísmo.
No digamos que estás en el Cielo; si solo buscamos las cosas terrenas.
No digamos venga a nosotros tu Reino; si solo deseamos el éxito económico y material.
No digamos hágase tu Voluntad; si no la aceptamos cuando es dolorosa y difícil.
No digamos danos hoy nuestro Pan; si no nos preocupamos por la gente con hambre, por los necesitados de vivienda y de tantos hermanos que viven en EN EL MUNDO en la miseria absoluta.
No digamos Perdona nuestras ofensas; si no perdonamos a todos aquellos que nos deben algo y verdaderamente no pueden pagarlo, o si guardamos algún rencor a nuestro prójimo.
No digamos no nos dejes caer en Tentación; si no tenemos intención de dominar nuestras pasiones desordenadas, nuestra envidia y la soberbia.
No digamos líbranos del Mal; si somos indiferentes y no hay una lucha continua para hacer el bien, y tomar en serio las palabras de:
EL PADRE NUESTRO.

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