martes, 27 de enero de 2009

NUNCA AGOTARAS LA GRACIAS DE DIOS


Aun estando nosotros muertos en delitos y pecados nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). Efesios 2: 5Me arrepiento de las palabras que pronuncié. Quisiera tener poder para devolverlas a mi boca». Con frecuencia escuchamos expresiones como estas. Casi con seguridad, todos nos sentimos en algún momento apenados por algunas palabras que hemos pronunciado y que quisiéramos revertir y corregir. Pero, por desgracia, no podemos hacerlo.Cuando vienen a nuestra mente nuestros errores pasados y presentes y nos damos cuenta con cuánta frecuencia repetimos los mismos pecados, nos preguntamos: ¿Cuánto tiempo más estará disponible la gracia de Dios? Pedimos perdón a Dios, y estamos seguros de que nos perdona; pero, a la vez, nos preguntamos: ¿Estaré en peligro de agotar la gracia de Dios, de modo que llegue un momento en que ya no alcanzaré perdón?Muchas personas han dicho: «He cometido tantas veces el mismo pecado. ¿Sera que Dios todavía puede perdonarme?» Hay solo una sencilla respuesta: «Dios nunca se cansará de perdonarlo. El peligro está en que usted se canse de buscar su perdón».Esta es la verdad. Nadie puede agotar la gracia de Dios. Ni todos los pecadores juntos pueden agotar la gracia de Dios. Él ama al pecador aunque este no lo ame a él. Cuando pedimos perdón, él nos perdona, siempre. Ningún pecador ha acudido a pedir perdón y se ha ido sin ser recibido. Jamás ha ocurrido. Cuando herimos a otra persona, con palabras y con hechos, todo lo que tenemos que hacer es pedir perdón a Dios y a la persona que hemos ofendido.La humildad es una de las señales más claras de que la gracia de Dios está fluyendo a través de nuestra vida. Recuerda que la gracia de Dios es algo que recibimos gratuitamente de parte de Dios y que debemos dar gratuitamente a los demás. Cuando otros te hieran, recuerda que debes perdonar a tu agresor, gratuitamente, como Dios te perdonó a ti. No dejes que las heridas se infecten. Restaura tus relaciones con la otra persona inmediatamente. Dios quiere que sepamos que su gracia nunca se agota, porque lo que desea es transformar nuestra vida. Nosotros somos salvados por gracia; por lo tanto, somos llamados a vivir una vida llena de gracia.¿Cuándo fue la última vez que diste gracias a Dios por la gracia abundante que ha derramado en tu vida? Toma tiempo hoy para agradecer a Dios su gracia y para pedirle que tu vida se derrame como un río de gracia hacia los demás.
Dios te bendiga; es mi deseo

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