miércoles, 31 de diciembre de 2008

SI PODRAS VENCER





Si se puede... cuando estas decidido, cuando comprometes tu voluntad para lograr lo que deseas alcanzar dentro de tu vida.
Si se puede... cuando ante cada obstáculo muestras temple y con mayor decisión los empiezas a enfrentar con valentía.
Si se puede... si ante cada fracaso buscas reconocer tus propios errores, lo que te permitirá acumular sabiduría, para resolver de forma eficaz los problemas en tu vida.
Si se puede... si ante los conflictos mantienes una actitud positiva en todo momento, y a pesar de las adversidades, tu ánimo no comienza a menguar, así no habrá cima que puedas alcanzar para lograr el éxito.
Si se puede... cuando ante los negativos y escépticos mantienes en todo momento una sonrisa de satisfacción por el logro obtenido en tu vida, y la alegría se convierte en tu fiel compañera...Siempre tendrás amigos por cultivar.
Si se puede... cuando ante la duda y la incertidumbre, tu fe te mantiene firme.
Si se puede... si tienes el coraje de vivir intensamente, y hacer de cada día una fascinante aventura leonística...La muerte, entonces será una angustia que nunca llegará a tu lado.
Si se puede... cuando aprendes a confiar en Dios, dejándole a Él los imposibles, dejando que Él se preocupe de como hacer su trabajo, y entregas tu vida entera a las estrellas del universo, por las que quieres luchar todos los días...Podrás, entonces alcanzar el camino a una plenitud total en el futuro.


FELIZ AÑO NUEVO DIOS LOS BENDIGA.

martes, 30 de diciembre de 2008

PERDON DIOS EN ESTE AÑO QUE ESTA POR TERMINAR





Señor Dios,
Dueño del tiempo y de la eternidad,tuyo es el hoy y el mañana,el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.Gracias por la vida y el amor,por las flores, el aire y el sol,
Gracias por la alegría y el dolor,por cuánto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año,el trabajo que pude realizary las cosas que pasaron por mis manos ylo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos,los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,con los que compartí la vida,el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,perdón por el tiempo perdido,por el dinero mal gastado,
Perdón por la palabra inútil y por el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,y perdón por vivir sin entusiasmo.
Y perdón también por la oración que poco a poco fui aplazando yque hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos,descuidosy silencios
nuevamente te pido perdón.
En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,la fuerza y la prudencia,la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.

sábado, 27 de diciembre de 2008

AYUDAME SEÑOR




Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes.
Y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la felicidad.
Si me das fuerza, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mi mismo y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Mas bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo mas grande del fuerte y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar del fracaso.
Si yo fallara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente fallara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de ti, no te olvides de mi.
Amen.

viernes, 26 de diciembre de 2008

HABLA DIOS




Me senté en la mejor de mis estrellas y pensé en ti, solo en ti, porque, sabes:Te amo, y por eso hice un mundo, donde pudieras estar, hasta que llegara el momento en que vivieras junto a mi.
En ese mundo puse la belleza en una flor, puse tierra y semillas para que pudieras comer, puse el cielo y le di el día y la noche, en el día puse un sol para que sintieras el calor de mi amor, y en la noche puse la frescura para que sintieras sin ver, puse la oscuridad y en ella la luna y las estrellas para que supieras que en la penumbra hay belleza, que la belleza no solo se ve, sino que también se siente y que hice las estrellas para ti.
Puse un mar, en ese mundo puse animales, todos diferentes de forma y color para que los pudieras distinguir, también pensé en ellos y les di un lugar para vivir.
Pensé que te aburrirías si todo fuera del mismo color, por lo que a las plantas les di el verde, al día el azul, a la noche el negro, a las estrellas su brillo y hasta a tus ojos les di color.
Permití el mal para que pudieras conocer el bien, puse en tu corazón bondad, amor y también perdón.
Pensé que no podrías estar solo, e hice a una mujer, para que hubiera un cuerpo que diera vida y mande muchos como tú, también pensé que no me entenderías, por lo que te di inteligencia.
Estaba yo feliz, pero luego vi que no sabias pensar ¿y sabes?, Sentí decepción cuando creíste que yo no existía, que todo tenia una explicación científica, y la tiene, porque la puse para que pudieras entenderme con mayor facilidad.Y como te amo, de vez en cuando o muy seguido te mando un problema, que es un regalo que te doy para que aprendas a crecer, y aun así, dudas de mí.
Todo el tiempo pienso en ti, y todos los días mando una señal especialmente para ti, y aunque te di ojos te veo ciego, y en el mundo que te regalé sembraste semillas, pero no para comer, sembraste el odio, el egoísmo, la frialdad y las dejaste crecer, y te pedí que las cortaras y no me hiciste caso, porque vives tu mundo material.Y como te haces sordo a mi voz, decidí escribirte esta carta para recordarte que te amo, y si me has hecho daño, te perdono, yo también siento, y sabes, te pido que me recibas en tu corazón, y que encuentres en mi consuelo, paz y tranquilidad.
Acércate a mi, no necesito decirte quien soy.Tú ya lo sabes.

lunes, 22 de diciembre de 2008

LA FRAGANCIA DE SU PERFUME





Margaret E. Barber es un nombre bastante desconocido, no sólo en el mundo, sino también entre los cristianos.
Fue misionera, pero bien diferente de David Livingstone o Hudson Taylor, que realizaron grandes cosas por el Señor. El área de su obra estuvo restringida a sólo una pequeña aldea de la China. Ella escribió, mas no fue como Carlos Wesley o Isaac Watts, cuyos himnos aparecen en casi todos los himnarios. Ella amaba al Señor, pero aunque había alcanzado gran madurez espiritual, no fue como Madame Guyon, Andrés Murray o F.B. Meyer, que dejaron muchas publicaciones edificantes para las generaciones futuras. Se asemejaba a una pasajera solitaria, que entró a este mundo silenciosamente en 1869 en Peasenhall, Suffolk (Inglaterra), y que sesenta y un años más tarde partió también silenciosamente. En su vida, ella respondió al llamado del Señor dos veces, para dejar su familia, su tierra natal y viajar a China, un país bastante desconocido y atrasado en aquella época. Entregó silenciosamente el mejor período de su vida al Señor, y le fue fiel hasta la muerte.
No fue en vano
Cuando Miss Barber fue sepultada, un hermano citó la historia de María de Betania (Juan 12:1-8) diciendo que ella también había hecho todo cuanto pudo. Más tarde, el hermano Watchman Nee, que no estaba presente en el funeral, y que fue grandemente influenciado por ella en su vida espiritual, hizo la siguiente observación: “Ella realmente se desperdició para el Señor”.
Algunos hermanos jóvenes de China, que fueron muy ayudados por ella, se preocupaban por su actitud y se admiraban porque no salía a dirigir reuniones y a trabajar activamente en otros lugares. Por el contrario, vivía en aquella pequeña aldea donde nada acontecía. Aquello parecía realmente un derroche.
Hasta el mismo hermano Nee, que más tarde se ‘desperdició’ por aproximadamente veinte años en una prisión, en aquella época la visitaba y casi le gritaba: “Nadie conoce tanto al Señor como usted, y su conocimiento de la Biblia es también profundo y vivo. ¿Usted no ve las necesidades a su alrededor? ¿Por qué no hace algo? Usted parece que vive aquí sentada sin hacer nada; está gastando su tiempo, su energía, su dinero, todo en vano”. Hoy, muchos años después, podemos entender su actitud. Dios estaba plantando una semilla de vida en la China, una semilla solitaria, humilde y oculta. El Señor hizo que brotase y fructificase abundantemente. Pero lo más maravilloso es que Dios hizo que diese fruto más tarde, cuando ella no podía saberlo.
Una luz fuerte
Quienes están familiarizados con el libro “La vida cristiana normal”, de Watchman Nee, descubren que él frecuentemente se refiere a una hermana ya mayor que ejerció la influencia más grande en su vida. Se trata precisamente de la hermana Margaret E. Barber. Cuando supo que el Señor se la había llevado, él dijo: “Ella era una persona muy profunda en el Señor; su comunión con el Señor y su fidelidad a él, a mi modo de ver, son muy difíciles de hallar en el mundo”. Más tarde, en sus mensajes, en la comunión y en las conversaciones privadas, la mencionaba a menudo. La describía como “una cristiana brillante; cualquier persona que entraba en su cuarto, ya sentía la presencia de Dios.” En 1933, cuando el hermano Nee visitó Inglaterra y Estados Unidos, encontró muchos cristianos famosos. Con todo, después dijo: “Es difícil encontrar una persona como la hermana Margaret. Probablemente sólo un hermano pueda ser comparado con ella”. En 1936, cuando conversaba con un colega sobre el servicio y la obra de Dios, suspiró y dijo: “Si la hermana Margaret todavía estuviese aquí, nuestra situación sería muy diferente”.
Cuando el hermano Nee comenzó a trabajar para el Señor, resolvió que de cualquier manera tenía que obedecer la voluntad de Dios. Él pensaba que estaba obedeciendo la voluntad de Dios; sin embargo, todas las veces que se encontraba con la hermana Margaret y conversaba un poco, o leía un poco la Biblia con ella, descubría que estaba lejos del blanco. Cuando Miss Barber estaba viviendo en Pai Yan Tan, ella siempre hablaba con el Señor, pero el Señor no hablaba sólo a través de las palabras de ella, sino también a través de su persona. El hermano Nee dio una vez el siguiente testimonio: “Yo había oído muchas veces a personas hablar sobre la santidad, por eso resolví saber un poco más sobre esa doctrina. Tomé un Nuevo Testamento y encontré unos 200 versículos sobre el asunto. Los anoté y los clasifiqué, sin llegar todavía a saber lo que es la santidad. Me sentía vacío. Mas un día encontré una hermana mayor que era una persona santa. Desde aquel día mis ojos se abrieron y vi lo que era la santidad. Aquella luz era realmente fuerte. La luz aquella me hizo sufrir, y no pude dejar de ver lo que era la santidad.”
"Nada para mí"
En 1922, la hermana Margaret tenía más o menos 53 años, y el hermano Nee era muy joven, convertido hacía apenas dos años. Él tenía en su corazón muchos planes propios que esperaba que Dios aprobase. Pensaba cuán maravilloso sería si uno a uno se llegaran a realizar. Cuando él llevaba esos asuntos a la hermana Margaret, intentaba convencerla de que debían ser realizados. Pero después él daba testimonio: “Antes de abrir yo la boca para explicar mis planes, ella hablaba un poco y todo parecía demasiado para mí. La luz que de ella irradiaba me hacía sentir avergonzado. Descubrí que mi manera de hacer las cosas estaba llena de elementos naturales del hombre, y era muy carnal. Cuando la luz llegaba, algo sucedía y yo era llevado a una posición en que tenía que decir a Dios: “Señor, mi vida está concentrada en actividades carnales, mas aquí está una persona que no vive así. Ella sólo tiene un motivo y un deseo: vivir para Ti”. Miss Barber anotó estas palabras en una página: “Yo no quiero nada para mí misma; quiero todo para mi Señor”. Realmente toda la vida de Miss Barber estuvo de acuerdo con su oración.
Penurias e injusticias
La hermana Margaret fue enviada a China en 1899, y durante siete años enseñó en un colegio anglicano para niñas, al mismo tiempo que trabajaba para el Señor. Pero los colegas de trabajo se pusieron envidiosos de ella y la acusaron falsamente ante los líderes de la misión. Durante esta experiencia ella aprendió la lección de vivir silenciosamente bajo la sombra de la cruz. Prefirió sufrir la ofensa y no se defendió, hasta que el responsable de la misión la llamó de vuelta a Inglaterra y le dijo: “Yo te ordeno que no escondas nada”. Sólo entonces contó toda la verdad.
Ella reconoció haber sido muy ayudada espiritualmente por D.M. Panton, un hermano famoso por su conocimiento de profecía, quien influyó mucho sobre ella, al punto de llevarla a anhelar la venida del Señor. En aquella ocasión ella esperó tres años en Inglaterra, hasta que el Señor le abriese un nuevo camino para retornar a China. Pasó por grandes dificultades económicas. Ella dice que hasta para conseguir un pedazo de jabón necesitaba ejercitar su fe en el Señor.
Como a la edad de 42 años regresó a China, esta vez sin una misión que la sustentara. Aprendió, como Abraham, a esperar que Dios se responsabilizase de ella. Por causa del Señor, se fue al interior de la China. Casi llegó a desesperar por causa de las presiones, mas el Señor estuvo a su lado fortaleciéndola.
Cierta vez, en la mayor dificultad financiera, Miss Barber tenía su bolsa vacía y necesitaba pagar muchas cuentas. Entonces alguien le ofreció cierta cantidad para ayudarla, pero cuando le entregó la ofrenda, le aconsejó que no fuera fanática. Aunque realmente necesitaba mucho el dinero en aquel momento de angustia, lo rechazó. Se sentía responsable en ser fiel a Dios, y Dios tuvo que responsabilizarse de ella. Al día siguiente, sucedió una cosa maravillosa. El hermano Panton le envió desde Inglaterra una ofrenda urgente por telegrama. Miss Barber se comunicó con él, preguntándole por qué había enviado esa cantidad por telegrama. El respondió que no sabía, pero que durante la oración sintió que precisaba enviar aquella cantidad y que debía ser por telegrama.
Lecciones para jóvenes obreros
Realmente Miss Barber fue una persona de oración, que sabía mirar al Señor no sólo por sus necesidades cotidianas, sino que oraba también para que Dios abriese las puertas para su obra. El Señor le envió una compañera de trabajo y oración, veinte años más joven que ella, M.L.S. Ballord. Humanamente hablando, eran dos mujeres débiles que no tenían el fuerte sustento de una Misión. ¿Qué podían hacer por el Señor? Gracias a Dios, desde el punto de vista espiritual no eran de ningún modo débiles. Aunque en aquella época parecía muy difícil y remoto ganar la vasta China para Cristo, las dos misioneras sabían que para lograr esa meta era preciso que Dios levantase muchos hermanos jóvenes. Así que comenzaron a orar específicamente por eso durante 10 años, y el Señor realmente envió un gran avivamiento a un lugar cercano a donde ellas vivían y levantó a algunos hermanos jóvenes que amaban a Dios. Uno de ellos fue Watchman Nee.
Durante un año y medio, posiblemente en 1922, casi todos los sábados, el hermano Nee, junto con otros jóvenes, visitaban a Miss Barber para ser guiados por ella. Pero algunos fueron desistiendo porque ejercía la disciplina con tal seriedad, que no pudieron soportar su reprensión. El hermano Nee decía: “Ella reprende fuertemente y sin razón. Pero después de ser reprendido por ella, uno queda más aliviado.” Todas las veces que él iba a verla se preparaba para recibir una reprensión.
Hubo una época en que siete jóvenes se encontraban todos los viernes. En la reunión, el hermano Nee y otro joven responsable discutían ardientemente. El otro era cinco años mayor que Nee. Cada uno de ellos pensaba que su idea era mejor y criticaba el punto de vista del otro. A veces el hermano Nee se enojaba y no confesaba su error. Entonces iba a ver a la hermana Margaret al día siguiente y le contaba lo sucedido, esperando que ella resolviese el problema corrigiendo al hermano. Ella, sin embargo, inesperadamente reprendía al propio Nee, basándose en que la Biblia dice que el hermano más joven debe respetar al mayor. Al oír esto, el hermano Nee se defendía, diciendo: “No puedo hacer eso. El cristiano debe hacer todas las cosas con una razón”. Entonces Miss Barber le decía que la cuestión no era la razón, sino lo que la Biblia enseña. “Los más jóvenes deben obedecer a los mayores”. A veces, después de una acalorada discusión, el hermano Nee no conseguía dormir y lloraba toda la noche. El sábado acudía donde Miss Barber para contarle el motivo de su tristeza, esperando que ella fuera a actuar con justicia. Pero, después de oírla, él volvía a la casa y lloraba nuevamente. Estaba triste y enojado por no haber nacido antes, pues así no tendría que haber obedecido a aquél hermano, y el hermano tendría que obedecerle a él.
Cierta vez durante una discusión, el hermano Nee concluyó que tenía mucha razón y procuró convencer a Miss Barber de que su compañero estaba errado. Esta vez él pensaba que iba a vencer. Pero después de oírlo, Miss Barber respondió: “Si el otro hermano está errado o en lo cierto, es otro asunto. ¿Usted halla que se parece a una persona que está cargando la cruz, acusando a su hermano delante de mí? ¿Usted se parece a un cordero haciendo así?”. El hermano Nee dijo después: “Estas pocas palabras me avergonzaban mucho y nunca me olvidé de ellas”. Él pensaba que durante ese año y medio recibió la lección más preciosa de su vida. Así es cómo Miss Barber orientaba a los jóvenes.
"Debe aceptar ser quebrantado"
Más tarde, cuando el hermano Nee decidió trabajar para el Señor, visitó a la hermana Barber. Ella le preguntó: “Usted quiere trabajar para el Señor, pero ¿qué es lo que el Señor quiere que usted haga?”. Él respondió: “Yo quiero trabajar para él”. Pero la hermana Barber le dijo: “Y si Dios no quiere que usted trabaje, ¿qué va a hacer?”. Él respondió: “Yo sé que el Señor quiere que yo trabaje para él.” Entonces Miss Barber leyó Mateo 15, sobre la multiplicación de los panes. Después le preguntó: “¿Qué piensa usted sobre esto?”. Él respondió: “En aquella ocasión cinco panes y dos peces fueron colocados en las manos del Señor, pero después de la bendición, aquella comida satisfizo a más de cuatro mil personas”. Entonces Miss Barber le dijo: “Todos los panes en las manos del Señor fueron partidos y distribuidos, y aquellos que no fueran partidos, no podían suplir vida a los otros. Hermano, acuérdese que frecuentemente somos como un pan, hablando así con el Señor: ‘Señor, yo me entrego a ti’. Pero tenemos un deseo escondido en el fondo de nuestro corazón, y como que estuviésemos diciendo: ‘Oh, Señor, entregar y entregar; ofrecimiento, ofrecimiento; pero no me quebrantes’. Siempre esperamos que el pan sea colocado al lado, intocable, sin ser movido, y esto es muy agradable a la vista. Pero todos los panes en las manos del Señor están destinados a ser partidos. Y si usted no quiere ser quebrantado, entonces no se coloque en las manos del Señor.”
Un día ella estaba orando con el hermano Nee en una montaña, y después de leer Ezequiel 44, dijo: “Hermanito, hace veinte años atrás yo leí este capítulo; después feché la Biblia, me arrodillé orando a Dios y dije: “Señor, no me dejes servir a la casa, sino a Ti”. La razón que la llevó a orar de esta forma es porque había una clase de levitas, conforme Ezequiel 44, que activamente servían en el templo, pero no servían al Señor.
Este tipo de consejos de Miss Barber, dado a muchos hermanos, era más eficaz que millares de conferencias y mensajes.
Dejó que Dios trabajase en ella
No podemos dejar de preguntar: ¿Por qué Dios usó a esta hermana? ¿Cuál era el secreto de su ministerio? ¿Por qué tantas personas recibieron ayuda de ella? Evidentemente, su ministerio estaba basado en su vida espiritual. Probablemente los siguientes lemas del hermano Nee pueden ofrecernos una explicación mejor: “Lo que Dios enfatiza es lo que somos, más que lo que hacemos”. “La verdadera obra es la que emana de la vida”. “El servicio que tiene valor es siempre la manifestación de la vida de Cristo”. “Consagrarse a Dios no es trabajar para Dios, sino ser trabajado por Dios”. “Aquellos que no permiten que Dios trabaje en ellos, nunca pueden trabajar para Dios.”
La razón de por qué ella podía trabajar para el Señor fue porque dejó que Dios trabajase en ella, e hiciese en ella su obra formativa. Su corazón era como el de María Magdalena, totalmente vuelto hacia el Señor. Algunos meses después de haberse ido a estar con el Señor, alguien envió un paquete que pertenecía a Miss Barber, para el hermano Nee. Dentro había una hoja con estas palabras: “Oh Dios, yo te doy gracias porque existe un mandamiento que dice así: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mat.22:37).
De vez en cuando ella se enfrentaba con situaciones difíciles, y el precio requerido exigía todo lo que poseía, hasta su propia vida. Entonces levantaba su rostro bañado en lágrimas y decía al Señor: “Señor, para que yo pueda satisfacer todo tu corazón, quiero que mi propio corazón sea quebrantado”. Una vez el hermano Nee le preguntó: “¿Cuál es su experiencia en obedecer la voluntad de Dios?” Ella respondió: “Todas las veces que Dios demora en mostrar su voluntad, inmediatamente concluyo que dentro de mí todavía tengo un corazón que no desea obedecer su voluntad. Todavía tengo un deseo incorrecto dentro de mí. Esto puede ser comprobado a través de muchas experiencias”. Ella preguntaba muchas veces al hermano Nee: “¿Usted ama la voluntad de Dios?”. No preguntaba si él obedecía la voluntad de Dios.
Cierta vez ella argumentó con Dios respecto de cierto asunto. Sabía lo que Dios quería, y en su corazón ella también quería lo mismo, pero era muy difícil. Entonces el hermano Nee la oyó orar así: “Señor, yo confieso que no me gusta, pero por favor, no te rindas a mí. Espera un poco y ciertamente yo me rendiré a ti”. No quería que Dios se rindiese a ella, disminuyendo su exigencia. Nada era importante para ella, a no ser alegrar a su Maestro.
Muy acertadamente, dijo: “El secreto para entender la voluntad de Dios es: 95% querer obedecer a Dios y 5% entender”. Este acto revela que ella entendía profundamente la voluntad de Dios.
La casa se ha llenado de su perfume
Realmente Miss Barber se desperdició para el Señor, como el precioso ungüento mencionado en Juan 12:3. ¿Cuál fue el resultado? “...Y la casa se llenó del olor del perfume”. Que usted también pueda sentir la fragancia de ese perfume y ser atraído por el mismo Señor, a quien ella buscó y amó con todo su corazón, con toda su alma y con todo su entendimiento.

viernes, 19 de diciembre de 2008

SOLO PEQUEÑECES



Una señora de edad había esperado toda la vida la oportunidad de viajar en un tren. Quería contemplar , devorar cada paisaje con los ojos y disfrutar todo cuanto pudiera en los kilómetros que iría a recorrer.
Entro muy decida en el vagón de pasajeros y cuando el tren partió, comenzó a acomodar los paquetes y cestas que traía, trato de arreglar confortablemente su asiento y acomodar las cortinas, de colocarse en situación cómoda pero ... de repente, cuando ya estaba lista para comenzar la contemplación del paisaje, el conductor voceo el nombre de la estación a la cual iban, ¡habían llegado!."Que pena", dijo ella, "si hubiese sabido que llegaríamos tan pronto no habría perdido tiempo en pequeñeces".

jueves, 18 de diciembre de 2008

CARTA DE AMOR





Vosotros estáis completos en él. Colosenses 2:10
Esta mañana recibiremos el correo. Viene una carta escrita especialmente para ti. Su mensaje esta diseñado para hacerte sentir, una vez más, el amor de Dios. Léela sin prejuicios, deseando escuchar la voz del Señor y entendiendo que solamente somos y estamos completos en él.
Por favor, escribe tu nombre en los espacios en blanco:
“Querido(a) _________, ¡yo te amo! Derramé mi propia sangre con el propósito de limpiarte. Ahora estáis limpios, de modo que cree que es cierto. Eres precioso en mis ojos y te he creado para que seas exactamente como eres.
*No te critiques a ti mismo, ni te desprecies por no ser perfecto a tus propios ojos, porque eso solo lleva a la frustración. Quiero que confíes en mí un paso, un día a la vez. ¡Habita en mi poder y en mi amor y sé libre! ¡Sé tu mismo! No permitas que otras personas te dirijan. Seré yo quien te guíe si me lo permites.
*Sé consiente de mi presencia en todo. Yo te ofrezco paciencia, amor, gozo, paz y vida. Busca tus respuestas en mí. Yo soy tu pastor y te guiaré. ¡Sígueme solo a mí! No olvides esto. Escúchame y yo te diré cual es mi voluntad. Yo te amo, ________.
*¡Yo te amo! Permite que mi amor fluya hasta ti y se derrame sobre todas aquellas personas a las que tocas. No te preocupes de ti mismo. Tú eres mi responsabilidad. Yo te cambiaré y apenas te darás cuenta de lo que está sucediendo. Debes amarte a ti misma y a otros de manera semejante a la que yo te amo. ¡Deja de mirarte a ti misma! ¡Mírame solo a mí! Yo guío, yo cambio, yo creo, pero no cuando tú lo estas intentando. No voy a luchar en contra de tus esfuerzos. Tú me perteneces. Permíteme, por lo tanto, darte gozo, paz y amabilidad.
¡Nadie puede hacerlo! ¿Te das cuenta, __________?
*Tú me perteneces y no es asunto tuyo, en realidad, como estés. No luches. Relájate, sencillamente, en mi amor. ¡Mi voluntad es perfecta! ¡Mi amor es suficiente! Yo supliré todas tus necesidades de acuerdo a mis riquezas en gloria.
Mírame a mi, _____________.
*¡Yo te amo! ¡Confía en mí!
Tu padre celestial.
Dios te bendiga,

lunes, 15 de diciembre de 2008

SEGURIDAD EN EL





Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel; “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza”. Isaías 30:15.
“El gozo no es evidencia de que usted sea cristiano”. Parece una declaración contradictoria, ¿verdad? Sin embargo, no lo es. Lo que sucede es que la mujer, por ser un conjunto de emociones y sentimientos, así como de razón, confunde en ocasiones los sentimientos con la realidad.
Si estamos deprimidos y agobiados, tenemos la tendencia a sentirnos lejos de Dios y de los nuestros. En cambio, si estamos plenos, rebosantes de alegría y gozo, entonces sentimos el cielo cerca de nuestra cabeza. No podemos basar nuestra experiencia de confianza en Dios en lo que sentimos. Esa experiencia va aún más allá.
En una carta la autora le dirigía de esta manera a su interlocutora: “Usted ama a Jesús y él la ama a usted. Ahora bien, confíe con toda paciencia en él, diciéndole una y otra vez: “Señor, soy tuya”. Entréguese a Cristo. No es solo la evidencia de que usted es cristiana. Su evidencia se encuentra en un “Así dice Jehová”, por fe, mi querida hermana, la entrego en los brazos de Jesucristo”
Nuestros sentimientos son volubles, pues van y vienen como las olas del mar. Un día son altos, fuertes, ruidosos y seguros, aparentemente inconmovibles. Otro día, en cambio, son suaves y débiles. Tal volubilidad solo quiere decir una cosa: ¡No son fiables! ¡Son imprevisibles! Sin embargo, nuestra confianza en Dios debe ser inamovible, sin sombra de variación, sin oscilaciones. Debe estar afianzada siempre en el mismo lugar.
¿Te encuentras hoy asediado por sentimientos de tristeza? ¿Tienes la sensación de que nada de tu lucha ha valido la pena? ¿Crees que todos tus esfuerzos son irrelevantes y que todo seguirá igual de mal? ¿Te sientes, quizá, vacío y perplejo esta mañana? O, por el contrario, ¿estás lleno de entusiasmo y de dicha? Ninguna de las opciones anteriores es evidencia de la presencia o de la ausencia de Dios en tu vida. Nuestra única seguridad es un “Así dice Jehová”. Es lo único que no cambiará.
Dios te bendiga,

viernes, 12 de diciembre de 2008

ESTAMOS EN UN MUNDO






Si no había en ello ninguna dificultad ni mucho menos limitación.
Estamos en un mundo construido por gente grande, es sólo eso.
pero Dios, a todo nos da la solución, sólo que muchas veces somos ciegos y no lo vemos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

LA DUDA EL PECADO QUE DIOS MAS ODIA






De todos los pecados que cometemos, la duda es el más detestado por Dios. Según el Antiguo y el Nuevo Testamento, nuestras dudas entristecen al Señor, lo provocan, le causan mucho dolor. Vemos un gran ejemplo en el antiguo Israel, después que Dios libertó a su pueblo de las manos de Faraón. El Salmista lamenta: "Pecamos nosotros, como nuestros padres; hicimos maldad, cometimos impiedad. Nuestros padres, en Egipto, no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo" (Salmo 106:6-7).
El escritor está haciendo una confesión aquí. ¿Cuál fue el pecado perverso que cometió Israel? Dudaron que Dios podría seguir liberándolos, aún después que él obró increíbles milagros para ellos en el Mar Rojo.
El Salmista nos está pidiendo imaginarnos como el pueblo de Dios estuvo regocijándose por la victoria al otro lado del mar. El Señor había realizado uno de los milagros más grandes en la historia de la humanidad, libertando a Israel de los poderosos Egipcios. Sin embargo, ¿cómo reaccionó este mismo pueblo después ante las situaciones difíciles? Dudaron de la fidelidad de Dios.
El escritor está esencialmente diciendo: "¿Pueden creer esto?" Nuestro Señor se movió sobrenaturalmente en nuestro favor, librándonos del enemigo. Sin embargo, aún después de este increíble milagro desconfiamos de él. ¿Cómo pudimos provocar a Dios de esta manera?
Fue una historia totalmente diferente cuando Israel estaba en victoria al otro lado del mar. Cantaron y danzaron cuando vieron al poderoso ejército Egipcio hundirse en destrucción: "Reprendió al Mar Rojo y lo secó, y los hizo ir por el abismo como por un desierto. Los salvó de manos del enemigo, y los rescató de manos del adversario. Cubrieron las aguas a sus enemigos; ¡no quedó ni uno de ellos! Entonces creyeron a sus palabras y cantaron su alabanza. (Salmo 106:9-12).
Los israelitas cantaron la canción correcta -- un canto de alabanza al todopoderoso Dios -- pero cantaron en el lado equivocado del mar. Cualquiera puede cantar y regocijarse después de obtener la victoria. Pero, Israel había fallado miserablemente en el lado de la prueba del Mar Rojo. No confiaron en Dios allí en lo absoluto.
Ahora, después que ellos experimentaron una milagrosa liberación de Egipto, el Salmista hace estas chocantes declaraciones: "Bien pronto olvidaron sus obras; no esperaron su consejo...aborrecieron la tierra deseable, no creyeron a su palabra"(106:13, 24).
¿Puedes ver lo que está pasando aquí? Dios se probó delante de su pueblo en Egipto, realizando increíbles señales y milagros para ellos. En diez ocasiones diferentes, trajo juicio sobre Egipto, pero mantuvo seguros a los israelitas.
Sin embargo, según el Salmista, estos milagros no impresionaron a Israel en lo más mínimo. Cuando llegaron los tiempos difíciles, el pueblo probablemente miró atrás y consideraron ese pasado admirable, como puras calamidades naturales. Moisés trató de convencerlos que fue obra de Dios en favor de ellos. Les rogó: "El Señor está usando todos estos milagros con el propósito de facilitar su liberación." Pero aún dudaron de Dios, descontando su poderosa obra.
Por supuesto, que no debemos basar nuestra fe sólo en milagros. Mas bien, el Espíritu Santo fortalece nuestra confianza en el Señor, a través de pruebas y tribulaciones. No obstante, Israel fue testigo de diez estremecedoras señales y milagros como nunca el mundo había visto. A pesar de eso, llegaron al Mar Rojo sin una partícula de fe en Dios.
Dios, a propósito, puso a Israel en una situación imposible.
Israel había llegado al lado de la victoria del Mar Rojo. El lugar donde estaban fue conocido en hebreo como "la entrada a un acantilado precipitoso". El nombre también significaba "al borde de una crisis." El pueblo de Dios estaba literalmente suspendido al borde de un vasto desierto. Sin embargo, el Señor los había llevado allí porque tenía un plan en su mente para ellos.
En los días siguientes, Dios les proveería sobrenaturalmente para cada necesidad que enfrentara su pueblo. No había supermercados en el desierto; sin embargo a Israel se le proveería maná del cielo. No había agua, pero el Señor les trajo manantiales desde una roca para saciar su sed. No había centros comerciales, pero la ropa y el calzado de la gente milagrosamente nunca se gastaron. Dios nunca pasó por alto la más simple contingencia.
Aun más, él los cargó con plata y oro antes de salir de Egipto. Entonces, una vez que estuvieron en el desierto, les proveyó con fortaleza sobrenatural. No hubo ninguna persona debilitada o enfermiza entre ellos. Dios los protegió del candente sol del desierto, cubriéndolos con una nube. Por la noche, produjo un fuego sobrenatural, defendiéndolos del enfriamiento del desierto y confortándolos con un fuego ardiente que iluminaba en la oscuridad.
Les digo, Israel no enfrentó peligro alguno, porque Dios proveyó para ellos en todo momento. Sin embargo, hubo una cosa que él no pudo proveer: confianza y fe. Aún después de tantas provisiones milagrosas para Israel, su pueblo continuó dudando de él.
Hasta este punto, permíteme hacerte una pregunta: ¿Por qué crees que Dios escogió a Israel como su pueblo? Después de todo, eran una nación pequeñita, un pueblo insignificante. ¿Qué propósito tuvo Dios al sacarlos de Egipto y establecerlos en Canaán? ¿Fue para darles hermosos hogares, viñas, y abundante leche y miel? ¿Fue para proveerles una vida fácil, de modo que ellos pudieran ofrecerle libremente sacrificios y alabanzas de generación en generación?
No. Esta gran liberación Dios no la llevó a cabo para traer a su pueblo a un lugar de contínuo se complacieran en sus bendiciones. Está claro que el Señor estaba tratando de producir algo en su pueblo a través de esta experiencia. Él los llevó al borde de una catástrofe, para enfrentar una crisis como jamás habían enfrentado.
Simplemente, Dios quiso entrenar a su pueblo a ser sus mensajeros a un mundo perdido. Verás, su propósito desde el principio ha sido alcanzar a la humanidad perdida. Él escogió a Israel para que fuera una luz a las naciones, un ejemplo resplandeciente de su gracia y amor. Él quiso que el mundo supiera que él tiene un corazón lleno de amor hacia toda nación, aún aquellas que han pecado contra él.
Los profetas de Israel sabían esto. Ellos profetizaron una y otra vez que la ley de Dios saldría desde Jerusalén al resto del mundo. Y ahora, aquí en el desierto, Dios quiso formar una "primera generación" que confiaría en él completamente. Él quiso probarles a las naciones que hay sólo un Dios y que él obra sus prodigios y maravillas a través de un pueblo creyente.
Sin embargo, el Señor no obrará a través de un pueblo que está lleno de dudas e incredulidad. La Biblia dice: "... sin fe es imposible agradar a Dios..."(Hebreos 11:6). Aún Jesús mismo fue impedido de hacer maravillas cuando la gente no creyó: "Y no hizo allí muchos milagros debido a la incredulidad de ellos." (Mateo 13:58).
Dios todavía está buscando un pueblo que confíe en él plenamente.
Amados, el Señor no nos salvó simplemente para que nos deleitemos incesantemente en sus bondades, misericordias y gloria. Él tuvo un propósito eterno al escoger a cada uno de nosotros. Y ese propósito va más allá de bendiciones, comunión entre los hermanos y revelación. El hecho es que Dios aún extiende su mano a la humanidad perdida. Y él está buscando un pueblo creyente y confiado, que él pueda formar en un gran instrumento evangelístico.
Nuestro Señor no usa ángeles como testigos de su gloria. Él usa a su pueblo. Y él desea entrenarnos como una especial y "peculiar" generación. (ver 1 Pedro 2:9). Él está buscando probar su palabra en nuestras vidas, para que el mundo crea cuando la proclamamos. Él desea presentar a las naciones incrédulas un pueblo fiel que ha sido estremecido por tiempos difíciles, quebrantado por pruebas profundas, y aún así continua confiando en él.
Vemos a Dios buscando un pueblo así en el tiempo de Gedeón. Cuando Gedeón extendió un llamado por voluntarios para enfrentar a los Medianitas, miles de israelitas respondieron. Pero el Señor dijo a Gedeón: "Hay mucha gente contigo para que yo entregue a los Medianitas en tus manos...haz pregonar esto a oídos del pueblo: Quien tema y se estremezca, que madrugue y regrese a su casa..."(Jueces 7:2-3).
Dios estaba diciendo a Gedeón: "Si alguien aquí tiene miedo, dile que se vaya a su casa de inmediato. No permitiré que mi pueblo sea infectado con temor." Dios estaba devolviendo voluntarios de su ejército. Al punto que algunos 22,000 dudosos fueron enviados a su hogar. Gedeón eventualmente redujo el número de voluntarios a 10,000 pero Dios le dijo que todavía eran demasiados. El Señor finalmente se quedó con 300 soldados probados para la batalla. Esto tiene que decirnos algo. Del mismo modo que el Señor busca mensajeros del evangelio para enviarlos al mundo, él no va a reclutar iglesias cuyas bancas están llenas de gente temerosas, dudosas y sin probar. Él no buscará poderosas y eficientes organizaciones religiosas o seminaristas altamente calificados. Dios usa organizaciones y los de la más alta preparación, pero, en sí mismas, ningunas de éstas tiene los recursos necesarios para ser los mensajeros tratados y probados de Dios. Entonces, ¿qué es necesario para alcanzar un mundo herido y perdido? Un pequeño ejército de soldados que ha sido probado en la escuela de las penalidades y pruebas. Dios está buscando a aquellos que están dispuestos a ser probados. Así que él enlista a quienes están dispuestos a ser probados a fuego, aquellos cuya fe ha sido refinado como el oro más puro.
A través de mis años en el ministerio, me he dado cuenta de un patrón en la vida de la mayoría de los cristianos. Casi inmediatamente después que Dios nos salva, él nos lleva al desierto de la prueba. Esto fue cierto aún en la vida de Jesús. Después que nuestro Señor salió de las aguas bautismales, fue dirigido por el Espíritu al desierto, donde él fue extremadamente probado. (ver Lucas 4:1-2). La misma cosa ocurrió con los Israelitas. No mucho tiempo después que Dios los liberó de Egipto, fueron dirigidos al borde de una crisis en el desierto.
¿Por qué esto es así? Es porque Dios está buscando un pueblo que confíe en él ante todo el mundo en situaciones imposibles. Y puedes estar seguro que el mundo está observando como sus siervos soportan tribulaciones y pruebas mientras se aferran a su fe.
Vemos esta clase de confianza demostrada por Daniel. Los celosos co-gobernadores de Daniel, prepararon un complot en su contra, convenciendo al Rey Darío que prohibiera la oración por 30 días. Tal como lo esperaban sus compañeros, Daniel desobedeció la prohibición del rey y siguió orando tres veces al día. Aunque el Rey Darío respetaba a Daniel, se vio forzado por su propio decreto de lanzarlo a la guarida de los leones.
Daniel estaba bien enterado que la pena por desobedecer la prohibición del rey era la muerte. A pesar de eso, nunca dejó de orar debido a que confió en Dios. Él sabía que el Señor lo veía a través de esta circunstancia.
A través de esta prueba tan rigurosa, el Rey Darío observó ansiosamente a Daniel. Hizo todo lo posible por salvar a Daniel, pero simplemente no pudo. Finalmente, justo antes de que Daniel fuera lanzado a los leones, el rey le aseguró: "El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre" (Dan. 6:16). Pero, esa noche, el rey no pudo dormir. Las Escrituras dicen que él "se fue a su palacio, y se acostó en ayunas" (v.18).
Si le dices al mundo que Jesús es tu Señor - tu salvador y sanador, un Dios que puede hacer lo imposible - ellos observarán como reaccionas en situaciones imposibles. Sus ojos están pegados sobre cualquiera que se jacta de las bondades, el poder y la gloria de Dios. Y el diablo mira también, esperando la falla de nuestra fe.
El Salmista escribe: "¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!" (Salmo 31:19) ¿Qué es esta "grande bondad" que Dios mantiene sobre aquellos que confían en él a través de tiempos difíciles? Es un impenetrable y glorioso testimonio para el mundo que tu fe puede sobrevivir en cualquier situación.
¿Cómo respondió Dios a la fe de Daniel? Cerró la boca de los hambrientos leones. A la mañana siguiente el Rey Darío despertó temprano, ansioso por ver si Dios había contestado las oraciones de Daniel. Rápidamente corrió a la guarida de los leones y "llamó a gritos a Daniel con voz triste...Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de la boca de los leones?" (Daniel 6:20).
Esta es todavía la pregunta del momento. Como Darío, el mundo ansia ver un testimonio del poder protector de Dios. Y continuará preguntándonos hasta que Jesús venga: "Oh, Cristiano, te veo sirviendo a Dios fielmente. Ayunas, oras y testificas de su gloria y poder. Sin embargo, estás en la prueba de tu vida. Dime, ¿te ha sostenido Dios a través de esta circunstancia? ¿Cuál es tu testimonio ahora que estás en la guarida de los leones?
Puedes imaginarte el gozo de Darío cuando oyó la voz de Daniel, respondiendo: "¡Rey, vive para siempre! Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicieran daño." (Daniel 6:21,22). Daniel estaba vivo y muy bien. Sin embargo, no creo que este buen siervo haya dormido tranquilamente aquella noche. Daniel no era un súper humano, ni más que ninguno de nosotros hoy. Y nuestro Dios no espera que actuemos fuera de lo natural cuando enfrentamos esta clase de crisis. Nuestros sentimientos de vacilación durante tales momentos son normales.
En mi opinión, Daniel veló y oró toda la noche. Cada vez que un león bostezó, mostrando sus dientes, Daniel debió clamar silenciosamente: "Aún confío, Señor, y creo que tú cerrarás la boca de este animal." Se afirmó en su fe. Y las Escrituras nos dicen: "...ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios." (Daniel 6:23).
Un hombre confió en Dios ante los ojos de los hombres. Y un reino completo fue impactado. La Biblia declara: "El rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: ...De parte mía es promulgada esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino, todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel. Porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, su reino no será jamás destruido y su dominio perdurará hasta el fin. Él salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones." (Daniel 6:25-27).
¿Entiende lo que estaba diciendo Darío aquí? Él estaba engrandeciendo a Dios, no precisamente por sus maravillas naturales, sino porque él había librado a Daniel de la muerte. Este rey pagano había visto a un creyente que verdaderamente creyó lo que predicó. Y, a su vez, él declaró: "Yo vi a un hombre que mantuvo un testimonio de su Dios. Nunca dudó. Y el Señor lo libró del poder del infierno."
El deseo de Dios para nosotros es que entremos en un perfecto descanso en él.
Existe un lugar en Cristo donde no hay ansiedad acerca del futuro. En este lugar, no hay temor de una súbita calamidad, aflicción o de desempleo. No hay temor de hombre, de fallas, o perder el alma. Este lugar es uno de total confianza en la fidelidad de Dios. El escritor de Hebreos lo llama el lugar del descanso perfecto.
Esta clase de descanso perfecto fue ofrecido a Israel. Pero la duda del pueblo y su incredulidad los mantuvo fuera del descanso de Dios: "...aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de incredulidad." (Hebreos 4:6). Los Israelitas vivieron en constante temor y espanto, siempre esperando la próxima crisis. Como resultado, estuvieron desolados en sus pruebas.
Si Israel hubiera entrado en este descanso, la obra de Dios en su pueblo podría haber sido completa. Pero debido a que no fue así, el Señor continua buscando en cada generación por un pueblo que entrará: "Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios" (Hebreos 4:9).
Dios nos está diciendo: "Esta oferta de descanso es para ti hoy. Todavía hay un lugar en mí donde toda duda y temor ya no exista más. Es un lugar donde estarás preparado para cualquier cosa que pueda venir." Su Palabra nos impele: "Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado" (Hebreos 4:1).
Hoy, multitudes del pueblo de Dios nada conocen del descanso en Cristo. Mientras leen reportes horribles en las noticias diarias -- reportes de tragedias, calamidades, muertes - se llenan de temor y espanto. La constante oración de ellos es: "Oh, Dios, por favor no me quites a uno de mis seres queridos. Nunca podría sobreponerme al dolor."
Sin embargo, si descansas en el Señor, no sucumbirás en esta clase de temor. No caerás en pánico o miedo súbito cuando seas golpeado por una crisis inesperada. Y no perderás la esperanza, acusando a Dios de traerte tamaños problemas. Si, soportarás el dolor que es común a cada ser humano. Pero, tendrás descanso en tu alma, porque sabrás que Dios tiene el control de todo lo que te concierne.
Mi esposa, Gwen, tenía 34 años de edad la primera vez que encontraron cáncer en ella.
Estábamos devastados cuando recibimos la noticia. Precisamente cuando habíamos trasladado nuestra familia a Nueva York para iniciar un ministerio a las pandillas de las calles. Ahora, mientras caminaba las calles predicando a los miembros de pandillas y adictos, tenía que luchar contra las lágrimas de angustia y temor. Pero el Señor continuamente me aseguró: "Yo soy fiel, David. No te abandonaré a ti ni a tus seres queridos." Dios caminó conmigo a través de esta penosa experiencia de cáncer, y con cada una que le ha seguido.
Sin embargo, el Señor no desea darnos victoria en una sola experiencia. Su meta no es que salgamos de una crisis diciendo: "Gracias, Dios, mantuve mi fe a través de esto." Si, pudiste lograrlo a través de esa experiencia. Pero, de la misma manera como le ocurrió al victorioso Israel en el Mar Rojo, eventualmente otra prueba vendrá. Y esta puede ser una prueba totalmente diferente.
Vivir en el descanso de Dios es un estilo de vida. Él desea que seamos sostenidos por su paz y confianza en todas nuestras pruebas, sabiendo que nuestro sumo sacerdote es afectado por nuestras calamidades.
No entendamos mal: No estoy hablando acerca de colocarse en un estado de insensibilidad. Muchos profesores de la Nueva Era sostienen que la única manera de soportar las crisis futuras, es endurecer el corazón y neutralizar todo su amor. En cortas palabras, si dejas de preocuparte por la gente, no sufrirás dolor. De esta forma, podrás armarte contra las calamidades de la vida.
Sin embargo, Dios nunca es glorificado cuando sus siervos se adormecen asimismo hasta el punto de quedar aturdidos. Esto no es lo que significa su descanso. Es acerca de aprender a confiar en que él es fiel en sus promesas para nosotros en todas las cosas. Soy padre de cuatro y abuelo de once. Y puedo decir honestamente, que nunca habría momento en que pueda hacerme a un lado y observar a uno de mis descendientes dolidos, sin querer entrar a su sufrimiento juntamente con ellos. En tales tiempos, he hecho todo lo que he podido para sanarlos y librarlos. Te pregunto, ¿cuánto más nos ama nuestro Padre celestial, que camina con nosotros en nuestras pruebas, y ansia sanar nuestras heridas?
El perfecto descanso en Cristo, no puede lograrse con grandes esfuerzos.
Para entrar en el descanso de Dios, tenemos que renunciar a nuestros propios esfuerzos y sudor. Solamente la fe nos introduce en este perfecto descanso: "Pero los que hemos creído entramos en el reposo." (Hebreos 4:3). Simplemente, decidimos en nuestros corazones creer que Dios es fiel para libertarnos en todas las circunstancias, no importa cuán imposibles puedan parecer.
"Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas." (Hebreos 4:10). Cuando descansamos en Cristo, ya dejamos de poner una cara de intrépidos en los tiempos de problemas. No inflamos una aceptación falsa de nuestra crisis. Y no nos preocupamos de que podamos rendirnos ante el temor y empezar a cuestionar el amor de Dios. En pocas palabras, nuestra "mentalidad de esfuerzo" ha cesado de manejarnos. Ahora, hemos aprendido simplemente a confiar en el Señor.
¿Cómo desarrollamos esta clase de confianza? Buscamos al Señor en oración, meditamos en su Palabra y caminamos en obediencia. Puedes objetar: "Pero todas esas cosas son obras." Estoy en desacuerdo. Todos son actos de fe. Mientras observamos estas disciplinas, confiamos en que el Espíritu Santo esta obrando en nosotros, construyendo un estanque de reservas de fortaleza para nuestro tiempo de necesidad. Puede ser que no sintamos como la fortaleza de Dios entra a nosotros o que sintamos su poder formándose en nosotros. Pero, cuando nuestra próxima prueba venga, estos recursos celestiales se manifestaran en nosotros.
Esta es la razón primordial por la que busco al Señor diligentemente - ayunando, orando, estudiando, tratando de obedecer sus mandamientos mediante el poder del Espíritu Santo. No es porque sea un ministro que desea presentarse como ejemplo. Hago estas cosas porque se que todavía tengo muchas pruebas por delante. Mientras siga sirviendo al Señor, el diablo nunca me dará descanso. Tendré que enfrentar intensos combates, ataques sorpresivos. Y a pesar de todas las victorias y paz que ya he experimentado, siempre necesitaré los recursos celestiales que me ayuden a soportar.
Quiero ser un soldado que está totalmente preparado para el campo de batalla. Y sé que la victoria es ganada mucho antes de que la batalla empiece. Es ganada en el campo de servicio, de entrenamiento o acondicionamiento o preparación. Cuando el enemigo súbitamente viene a mí, necesitaré toda la munición que este disponible. Y esa munición es suplida por la poderosa Palabra de Dios, que yo guardo en mi corazón. Así que, la próxima vez en que el diablo ataque, estoy confiado en que tendré de donde sacar las reservas. Habré ganado la pelea a solas con Dios, antes de entrar al campo de batalla.
¿Es usted un soldado comprometido, creyendo que Dios te está equipando ahora mismo? Si es así, entonces estarás cumpliendo tres requisitos: Eres un diligente lector de la Palabra de Dios.
Mientras estudias las Escrituras, estás empezando a comprender cuánto Dios te ama. Si no estás convencido de su absoluto amor por ti, no podrás superar cualquier crisis que venga. Y serás convencido de su amor solamente devorando su Palabra.
Estás cultivando intimidad con Dios, a través de un calificado tiempo de oración. Nuestro Señor desea que clamemos a él en nuestros tiempos de crisis. Pero la oración durante nuestros tiempos duros y difíciles no es suficiente. Tenemos que buscar a nuestro Padre en los tiempos buenos también. Nuestra fe no debe ser ocasional. Tiene su desarrollo en una constante relación con el Señor. Estás confiando que Dios no permitirá que enfrentes ninguna prueba sin darte los medios para soportarla.
Si una gran prueba viene sobre ti, no tienes que preocuparte si serás fuerte o desmayarás. Nuestro Padre da la gracia cuando es necesario. Y si has desarrollado una relación íntima y cercana con él, él derramará su perdurable gracia sobre ti cuando la necesites.
Dios te invita a entrar en su reposo - hoy

miércoles, 10 de diciembre de 2008

TÚ ME HAS SOSTENIDO





Está mi alma apegada a ti, tu diestra me ha sostenido. Salmo 63:8.
Visitábamos a Ana, quien se recuperaba de su segunda serie de sesiones de quimioterapia. De su cabello ya no quedaba ni rastro, y las secuelas del tratamiento se veían claramente en su cuerpo. Sin embargo, no pude ver esas secuelas en su sonrisa, ni en su voz y aún menos en su espíritu.
Al salir de allí esa noche, sentía vergüenza de decirle a Dios que estaba triste o que me faltaba algo, pues, al recordar todo lo que Ana compartió con nosotros, fui consciente de lo egoísta y vacía que soy cuando miro solamente lo que ocurre y no lo que hay detrás de los hechos.
El 31 de diciembre Ana había dado públicamente testimonio de gratitud a Dios por su amor y por su cuidado, a la vez que manifestaba su preocupación por no estar haciendo casi nada por la causa del Señor. Ella expresó también que estaba orando por eso. A mediados de enero recibió el diagnóstico sobre su salud, el cual enfrentó con valentía y con la fuerza que solo da el poder de Dios.
Todo empezó a suceder para honrar y glorificar el nombre de Dios. El dinero necesario llegó como caído del cielo. Los médicos mostraron gran interés y acierto en cada decisión. Cada examen y estudio se realizaron sin tener que esperar un turno de dos meses o más, como suele suceder. A ella la atendieron inmediatamente.
Cuando le hicieron un estudio después de la primera aplicación del tratamiento, el médico casi no lo podía creer. ¡Todo estaba mucho mejor! Pero Ana ya sabía de antemano que esto sucedería.
Lo mejor vino después. Su casa empezó a llenarse de personas a quienes ella empezó a llenar del amor de Dios a través de su experiencia. Un sábado su casa se convirtió en una iglesia. Muchas personas que no conocían al Señor pudieron oír de él, y salieron de la casa de Ana llenas del Espíritu de Dios.
“¿Qué mas puedo pedir?” –decía Ana. No he tenido que ir a predicar. Dios me ha traído a muchísimas personas y así ha podido cumplir su propósito en mi”. Ahora entendía para qué ocurrió lo que ocurrió.
Ana sabe que va a ser sanada. Ya esta siendo sanada. Solo espera el día en que pueda contarlo al mundo entero y poder dar honra al Dios Creador y Sustentador.
Dios te bendiga,

martes, 9 de diciembre de 2008

RESPUESTAS POSITIVAS






Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad. Colosenses 1:11
¿Te quejaste ayer por todo o casi todo? ¿Te pasaste buena parte del tiempo corrigiendo todo lo que sucedía a tu alrededor? ¿Dijiste cosas negativas acerca de ti mismo y de los demás? Bueno, te invito a que hoy puedas cambiar cada palabra negativa por una frase afirmativa de la Palabra de Dios.
Tú dices: “¡es imposible!” pero el Señor afirma: “Al que cree todo le es posible” (Mar. 9:23).
Tú dices: “Estoy muy cansada”. Pero Jesús promete que él nos hará descansar (Mat. 11:28-30)
Tú dices: “No puedo más”. Dios, en cambio, asegura: “Bástate mi gracia” (2 Cor.12:9).
Tú dices: “No puedo hacer eso”. Pero la Palabra de Dios enseña que todo lo podemos en Cristo (Fil. 4:13).
Tú dices: “No vale la pena”. Pero la Biblia enseña que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Rom.8:28).
Tú dices: “No tengo perdón”. Dios, en cambio, asegura que no nos condena, sino que perdona nuestros pecados (1 Juan 1:9; Rom. 8:1).
Tú dices: “Me siento afligido”. La Palabra de Dios nos asegura, en cambio, que, por muchas aflicciones que tengamos, de todas nos librará el Señor (Sal. 34:19).
Tú dices: “Siempre estoy preocupado y frustrado”. Sin embargo, el Señor nos invita a echar sobre él toda nuestra ansiedad (1 Ped. 5:7).
Tú dices: “Las luchas me abruman”. Pero la Biblia enseña que “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4:7).
Tú dices: “¡Me siento tan sola!” Pero Dios nos promete a cada uno de nosotros: “No te desampararé ni te dejaré” (Heb. 13:5).
Escribe, en una hoja aparte, la frase negativa que sueles tener en mente en los momentos difíciles de tu vida; luego, busca su correspondiente frase positiva en la Palabra de Dios. Escríbela también y memorízala. ¡Ahora enfréntate al mundo! El Señor te dará la victoria.

ACTITUD POSITIVA
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: “Creí, por lo cual hablé”, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos. 2 corintios 4:13.
¿Cómo hacer para ser felices en medio de la adversidad y la dificultad? Quizás hemos pensado que es hipocresía actuar de manera contraria a como nos sentimos. Pero déjame decirte que no es así. La actitud que tomamos ante las diferentes situaciones de la vida tiene un impacto muy grande sobre la mente y, por ende, terminamos siendo como actuamos.
Por ejemplo, quizá Juanita, tu amiga, te trató ayer con falta de bondad o te juzgó apresuradamente. Como humana, te sientes muy dolida y cierras la puerta de tu corazón. Dices: “Bueno, de ahora en adelante trataré a Juanita “con pinzas”. ¡Muy diplomáticamente! ¡Sin amor! No le haré nada malo, pero tampoco nada bueno”. Esta actitud tomará fuerza y terminarás siendo fría y calculadora.
Si, por el contrario, pese a tu incomodidad, saludas a tu amiga con amor sincero, el cual solo viene de Dios, si has orado por ella desde la mañana, si has tratado de ponerte en sus zapatos y ver cuantas dificultades sobrelleva, experimentarás el amor verdadero por los que yerran, y esta actitud formará parte de ti.
Se cuenta un episodio curioso de un barco que surcaba el Atlántico en el siglo XIX. Sorprendidos en los embates de una súbita tempestad, la mayoría de los pasajeros se mostraban sobrecogidos ante la furia de la naturaleza. A uno de ellos le llamó la atención que, en medio de la confusión, un grupo se viera tranquilo y confiado. Interrogados por él acerca de la calma que manifestaban, la atribuyeron a su fe serena en el cuidado de Dios por sus hijos. Al comentar el pasajero con tristeza que él carecía de esa fe, uno del grupo le dijo: “Es sencillo. Actúe como si tuviera fe, y la fe se hará realidad en usted”.
¿Cómo hacer para enfrentar todo lo que venga? Con una buena actitud, actuando como quisiéramos sentirnos. La fe, el amor, el perdón y la aceptación tienen que ver con la actitud. Aunque es cierto que los sentimientos buenos se dan de forma natural cuando la presencia de Jesús es una realidad en nuestra vida, también es verdad que seguimos luchando contra la naturaleza carnal, que se inclina hacia la duda, el temor, la falta de fe y la actitud fatalista. Necesitamos dejarnos guiar por la Palabra de Dios y no por nuestros sentimientos humanos.
Dios te bendiga,

jueves, 4 de diciembre de 2008

LLAMADA



Lectura:Romanos 12:3-8
De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, . . . úsense. -Romanos 12:6 En septiembre del 2001, Lisa Jefferson tuvo una inesperada oportunidad de ser usada por Dios. Su ahora muy conocida conversación de 15 minutos con un pasajero en el vuelo 93 de la línea aérea United cambió para siempre la dirección de su vida. En su libro Called (Llamada), ella enfatiza que sus habilidades para escuchar y hacerse cargo, y mantenerse calmada en una crisis fueron utilizadas para alentar a otro creyente, Todd Beamer, en los últimos momentos de su vida. Ella no pidió ser usada de esa manera. Pero Dios vio a una mujer que estaba disponible y la hizo coincidir con alguien que estaba en necesidad. Lisa ahora comparte su historia con quienquiera que pueda para alentar a los creyentes a estar siempre listos para servir. Dios no sólo nos ha dado capacidades naturales, tamb ién equipa a cada creyente con dones espirituales para el propósito del ministerio. Dios no usa a los que no están dispuestos -Él no nos obligará a servirle. Su parte es equiparnos (Efesios 4:11-13) y darnos el poder y la preparación para el servicio. Nuestra parte es ser fieles y estar disponibles, y al tanto de las oportunidades para usar nuestros dones (Romanos 12:6). Cuando te sientas impelido a ayudar a satisfacer una necesidad, cuando te sientas interiormente impulsado a servir, haz caso a esos sentimientos.
NO QUERRÁS PERDERTE EL LLAMADO DE DIOS

miércoles, 3 de diciembre de 2008

PORQUE EL SEÑOR SIEMPRE NOS PONE APRUEBA





Señor, es demasiado pesada, por favor dejame cortarla un poquito

Señor, por favor, córtala un poquito más y podré cargarla mejor

Señor, muchas gracias…

Usa esto como puente y cruza por encima

Ahhh, es demasiado corta y no puedo cruzar…

Sólo hay una salida para los sufrimientos…pasando por ellos,
Dios nunca te dará más de lo que puedes cargar.
Así que carga tu cruz y regocíjate en el premio.

Aprendamos a cargar nuestra cruz sin renegar y sólo pidamos al Señor fuerza y fortaleza
para salir adelante y salir triunfadores.

Cualquiera sea tu cruz,
Cualquiera sea tu dolor,
siempre habrá un resplandor , un atardecer,
después de la lluvia …..

Quizás puedas tropezar,
quizás hasta caer…..
Pero Dios siempre está listo
a responder a tu llamada ……

Dios siempre enviará un arco iris
después de la lluvia