miércoles, 29 de junio de 2011

VIVIR CON PASION


¿Qué harías si supieras que tienes solamente 30 días para vivir? ¿De qué manera cambiaría tu perspectiva? ¿Qué cosas dejarías de hacer y qué cosas empezarías a hacer? Todas las respuestas que podamos dar probablemente se colocarán dentro de cualquiera de las siguientes cuatro categorías: nuestras pasiones, nuestras relaciones, nuestro propósito o nuestro legado.
¿Qué es pasión? Es un deseo intenso o entusiasmo por algo. Es tu corazón, tu motivación interna y un sueño que te atrapa como nada más. En la Biblia, a la pasión también se le llama celo (Rom. 12:11) o entusiasmo (Ef. 6:7). La pasión en nosotros cambia a lo largo de nuestra vida. En determinado momento de la vida podemos tener pasión por los deportes o por los estudios. Más tarde, esa pasión se tiene por los hijos o por la obra de Dios.
Es necesario que nuestra vida esté llena de pasión porque ella nos conecta con nuestro propósito; es decir, con el “por qué” estamos vivos. Jesús nunca perdió de vista su propósito (Luc. 9:51). Debemos dejar que nuestra pasión queme fuerte para mantenernos conectados con nuestro propósito en la vida. Aunque todos tenemos papeles únicos, todos compartimos el propósito común de adelantar el reino de Dios.
Además, la pasión nos ayuda a conectarnos con la gente; la mejor manera para mantener la pasión viva es resolver los conflictos con los demás rápidamente y asociarnos con personas apasionadas. No somos una isla, vivimos junto con otros y tenemos que aprender a cultivar relaciones con ellos. El conflicto que no se resuelve destruye la pasión; en cambio, la reconciliación y el perdón la encienden.
Por último, la pasión también nos conecta al perdón; la culpa y la pasión no pueden coexistir. Cuando pecamos o gallamos en nuestros esfuerzos, tenemos que levantarnos, recibir perdón e intentarlo otra vez. La culpa que no se resuelve destruye la pasión. Si solamente tuvieras 30 días para vivir, ¿qué harías diferente en esa área de tu vida?
¿Conoces tu propósito en la vida? ¿Cómo podrías descubrirlo? ¿Cuál es la cosa por la cual tienes más pasión? ¿De qué manera esa pasión ha afectado tu vida?

jueves, 23 de junio de 2011

TOCANDO EL CORAZON DE DIOS


Sabías que podés tocar
el corazón de Dios
y cambiar sus decisiones???
Claro, ¡siempre que tengas una causa noble!!! La naturaleza de Dios es la fidelidad y, tal vez, surge la pregunta: ¿Y dónde aplica Dios Su fidelidad?...

1) Dios es fiel a Su Palabra: Las Sagradas Escrituras. Podemos estar seguros, en un ciento por ciento, que lo que allí dice tendrá cumplimiento.

2) Dios es fiel a Su Iglesia, a las promesas hechas a Abraham, el padre de la fe, a los profetas y hombres usados por Dios. Tales promesas son también nuestras, porque pertenecemos a la misma simiente: La simiente de los redimidos.

Y las promesas de Dios no sólo se cumplen en nuestra vida sino en todo aquello sobre lo cual la proclamemos. Porque cuando la declaramos, debemos tener en cuenta que “no volverá a Dios vacía, sino que hará lo que él quiere, y será prosperada para todo aquello para lo cual fue enviada” (Isaías 55:11). Y su fidelidad es tan, pero tan grande, que por amor a los Suyos, ¡Dios puede cambiar de parecer!!!
Tal vez digas: ¡No me haga reír, tal cosa es inaudita!!!

Sin embargo, la Biblia dice que Dios se cansó de la desobediencia del pueblo de Israel y decidió destruirlo, en más de una oportunidad. Pero cuando Dios le comunicó su decisión a Moisés: “Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz. Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande” (Éxodo 32:10). Moisés intercedió por el pueblo y le pidió a Dios que no lo hiciera, “entonces Dios se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo” (v.14).

Y en una oportunidad Moisés, al igual que Jesús, puso su propia vida por el pueblo: “Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado,… y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (Éxodo 32:31). Le estaba diciendo a Dios, ni siquiera me importa tenerte, no quiero la vida si vas a borrar a este pueblo de la tierra!!! Y Dios cambió de parecer nuevamente, por amor a Moisés.

¡Cómo no iba a tocar el corazón de Dios semejante entrega!

Otro hombre que hizo cambiar a Dios de parecer fue el rey Ezequías. Cuando Dios le mandó a decir por medio del profeta Isaías: “Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás” (2 Reyes 20:1), Ezequías lloró y oró pidiendo diez años más de vida. Y antes que el profeta terminara de salir de su palacio, Dios lo hizo volver para decirle: “Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí yo te sano.”

En el Nuevo Testamento leemos de una mujer cananea, que no pertenecía al pueblo de Dios, y también hizo cambiar a Jesús de planes. Ella clamó pidiendo que sanara a su hija y Jesús le dijo: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel… No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora” (San Mateo 15:22,27,28). En otras palabras, no estaba en los planes de Dios que Jesús predicara a los gentiles, a los que no pertenecían al pueblo de Israel, sin embargo, la fe de esta mujer tocó el corazón de Dios y cambió Sus planes.

En este siglo presente, tan deteriorado moralmente, Dios está buscando gente que se entregue a cumplir Su voluntad sin condicionamientos. Está buscando valientes, que estén dispuestos a interceder al punto de cambiar incluso,las decisiones del Todopoderoso!!!

A nuestro Padre le agrada complacernos, sobre todo, cuando le amamos hasta entregarle todo. El rey David lo sabía bien cuando escribió: “Deléitate asimismo en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:4).

La fidelidad de Dios también nos garantiza la protección de nuestra familia. Cuando Él decidió destruir Sodoma y Gomorra, dijo: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer? ..” Abraham lo supo antes que sucediera, y aunque Abraham no le pidió a Dios por Lot, igualmente Dios mandó sus ángeles a sacar a Lot y su familia de Sodoma antes de destruirla. ¡Y creo que Abraham no oró por su sobrino, porque daba por sentado de que Dios se acordaría que era su sobrino y lo guardaría!

Pero el círculo de la fidelidad de Dios se ensancha sobre nosotros al punto que Él ha prometido bendecir a los que nos bendigan, y maldecir a los que nos maldigan (Génesis 12:3). Rahab, una mujer ramera, por proteger a los israelitas que fueron a reconocer la tierra y evitar que los mataran, no sólo salvó su vida junto con su familia, sino que de uno de sus descendientes nació José, esposo de María, ella pasó a formar parte del plan de salvación de Dios. Y Jesús afirmó que cualquiera que diere un vaso de agua solamente a uno de los Suyos, sería recompensado. En otras palabras, los que nos hacen favores a nosotros, ¡reciben como paga el favor del Dios al cual servimos!!!!

Y hay algo más a nuestro favor. El rey Salomó dijo que el corazón de los que gobiernan está en las manos del Señor, y a todo lo que Él quiere lo inclina (Proverbios 21:1) De modo que si necesitamos la asistencia de alguna autoridad, podemos pedir a Dios que incline su corazón a nuestro favor. Esther, una mujer judía, ante un problema decidió orar y presentarse ante el rey Asuero de Persia, su esposo, sin haber sido llamada. Estaba pasando por alto una ley real, sin embargo, Dios tocó el corazón del rey y lejos de reprocharle su actitud, le dijo: “¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará” (Ester 5:3). ¡No creo que haya muchos reyes dispuestos a desprenderse nada menos que de la mitad de su reino, a no ser por la intervención del Dios al cual servimos!!

Todos estos beneficios alcanzan a los cristianos que son capaces de pararse firmes sobre la Palabra del Dios vivo y servirle de todo corazón, pase lo que pase. Los redimidos somos el especial tesoro de nuestro Padre, porque hemos sido comprados con el más alto precio: La vida de Jesucristo. Es un precio que va más allá de todo cálculo, porque es ilimitado. Todo lo que hay en el mundo, por alto que sea su costo, el precio siempre será limitado, o sea, se puede fijar según la moneda de cada país. Pero la sangre de Cristo, no tiene precio. Todo el dinero que existe en el mundo y todas las fortunas juntas, no alcanzan a cubrir ese costo, porque siempre estarán dentro del mundo de lo limitado.

Y servir a Dios, también es amar de corazón a los que aman a Jesús, especialmente a los que lideran nuestra vida espiritual. Es tan importante bendecir a los líderes que Dios levanta para edificar la Iglesia, que, en Malaquías 3:10, Dios prometió abrir las ventanas de los cielos y derramar bendición hasta que sobreabunde sobre los que daban el diezmo. No sólo porque demostraban su amor por Él, sino porque el diezmo era para los sacerdotes que ministraban en el templo. Y honrar lo que Dios honra tiene galardón. En San Mateo 10:41, Jesús dijo: “El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá”. Nada trae más bendición a la vida del cristiano que honrar a los líderes puestos por Dios para gobernar y edificar a los Suyos.

A todos Dios nos ha regalado algún don por medio del cual podemos bendecir a Su pueblo, y aliviar el dolor de los que sufren. Sólo tenemos que disponernos a llevarlo a cabo. Si buscamos la forma de bendecir a alguien cada día, aunque comencemos con algo pequeño, Dios irá ensanchando nuestro camino y multiplicando nuestros dones. Porque es dando como se recibe, y bendiciendo como somos bendecidos.

miércoles, 15 de junio de 2011

¿COMO SUPERAR EL ABANDONO ?


¿Qué hacer cuando has sido abandonada, dejada atrás y despreciada? ¿Por qué duele tanto el abandono?

Muchas preguntas para una sensación horrible…


Abandono, abandonar, abandonarse. Palabras, conjugaciones “casi inocentes” en el mundo de los adultos. “Me abandono”, “No lo puedo abandonar”, “Me he abandonado”, “¿Cómo soportar el abandono?”, “¿Qué hacer cuando te abandonan”.

Infinidades oraciones y expresiones gramaticales. Y la mayoría de las veces, la misma sensación en el alma: un vacío existencial; un agujero en el corazón por el cuál no se cola el sol. ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer? ¿Cuándo se quita el dolor del abandono? ¿Cómo superarlo? ¿Cómo enterrarlo en el olvido? ¿Por qué todos me abandonan?

El abandono en sí mismo implica acción y efecto de “abandonar o abandonarse”, es decir requiere de un sujeto agente de la acción y otro en el que recaiga la acción, aunque puede ser uno mismo el que acciona y recibe. Pensemos en esto un segundo; “aunque sea yo quién abandone algo” en algún punto “también me estoy abandonando” pues “lo que hoy abandono es algo que había elegido en el pasado, algo que era importante para mí, algo que me hacía sentido”. Abandonar es de alguna u otra forma intricada, abandonarse. Y abandonarse implica “retirada, dejar sin amparo, apartarse, descuidarse, etc. Cuando estamos en pareja y el otro nos “abandona”, se rinde; deja de entregarse a la relación, ya no confía en que esto que teníamos sea lo que quiere para su vida, decide no apoyar la relación, presta desinterés por lo “nuestro”. Sin embargo en el “abandonado” la versión de la historia es diferente. Sentimos que “nos dejan de lado a nosotras, que no somos importantes, que nos desprecian, que no cuelgan como unos botines viejos, que nos dejan a lo último, olvidados, con indiferencia, desdén, apatía”.

Sufrimos porque ese otro “nos relega” a un pasado maravilloso que sólo existe en el recuerdo, y nos “coarta” los sueños del futuro. ¿Qué haremos ahora? ¿Qué hicimos mal para que nos abandonen otra vez? ¿Para qué nos dejen como un trapo, como un perro de nadie

Nos llenamos de dolor, de ira, de resentimiento, soñamos con vengarnos o dar lástima, manipular la situación, renunciar al amor para siempre; paralizar las emociones, y recordar por siempre el abandono.

Vivimos injustamente la desidia de ese que se cree “más que nosotras”, ¿Cómo se atreve a abandonarnos? ¿Quién es? ¿Qué le pasa?

Y permanecemos atadas al evento todo el tiempo que sea necesario y requerido por nuestro corazón herido.

Al cabo de algunos moretones emocionales preguntamos, ¿cómo superar el abandono?

Y la respuesta está en tus manos.

En principio deberíamos retroalimentar nuestra mente con mensajes y conversaciones que nos den poder personal en lugar de restarlo. ¿Qué quiero decir? Que debemos dejar de pensar en el abandono como una posibilidad para nosotras. Y entender al abandono en si mismo o posibles de sujetos de él, cuando estemos en situaciones de indefensión. ¿Entiendes?
Te abandona quién te atropella en la calle y huye.
Te abandona quién debe darte una medicina que tú no puedes proveerte sola.
Te abandona quién no te da primeros auxilios.
Te abandona quién en una situación extrema no te da de comer…
Es decir, debemos empezar a ver al abandono en relación a un contexto de indefensión.

Eso quiere decir que debes dejar de sentirte “abandonada” porque tu marido o novio no quiera estar más contigo. O porque tu marido se fue con una mujer menor. Esta discriminación es fundamental. Porque ya no somos niñas. No necesitamos realmente de nadie más allá de nosotras mismas para vivir. En un tiempo inicial necesitábamos de verdad de nuestros padres para vivir, ellos nos proveían los alimentos, la vestimenta, la recreación. Si ellos no actuaban si nos abandonaban en nuestras necesidades, urgencias que NO podíamos cubrir por nosotros mismos. Pero ahora no requieres de eso; contigo misma es más que suficiente, que elijamos vivir y compartir con otros no implica que no podamos hacerlo solas.

Cuando empieces a aceptar que nadie en una situación de no indefensión te abandona, que las relaciones tienen fecha de caducidad, que todo es relativo, aprenderás a vivir sin el apego que te vuelve vulnerable a los cambios.

Sólo te abandonas tú, cuando no confías en ti, cuando crees que si el otro no te ama tú no tienes sentido; cuando “crees necesitar de los demás” para ser feliz, cuando no te das cuenta que tienes una vida que te pertenece, cuando sólo tú eres responsable de tu vida.

Esa sensación inexacta de abandono es una conversación interna que cierra posibilidades para tu vida de adulto. Muchas mujeres la tienen pero quienes están reclamando ese abandono no son ellas de adultas, sino sus niñas heridas. Si de pequeñas no fueron satisfechas tus necesidades de amparo, contención y amor; de grande tu niña hará los berrinches pertinentes. Exigirá un amor desmedido, una cuota de atención extrema.

Pero lo que no se cubrió en la infancia no lo podrás cubrir en el presente. Pero si puedes comunicarte con tu niña interior, y hacerle saber que tu mujer adulta se hará cargo de ella. Que tú como adulta podrás satisfacerla en amor, porque ambas se tienen, y pertenecen.

Suelta el pasado, revela tus carencias, hazte consciente de lo que requieres. Ve por ello. Si tienes una pareja que se termina, si dejan de amarte como mujer, si ya no existe el atractivo físico, no te azotes creyendo “tú eres la culpable”, “que siempre será así”, piensa que mientras duró fue bello, piensa que él ha sido un maestro en tu vida. Se terminó una relación. Pero nadie más que tú misma termina contigo. ¿Entiendes?

martes, 7 de junio de 2011

¿QUE DIFERENCIA HAY ENTRE ADULTERIO Y FORNICACION ?



El Adulterio es el contacto sexual íntimo entre una persona casada y otra persona que no es su esposa(a). (Ver Adulterio)

La Fornicación es cuando ocurre un intercambio sexual íntimo entre dos personas que no están casadas. En otras palabras, Fornicación es Sexo fuera del matrimonio.

Los Diez Mandamientos contienen la prohibición contra el Adulterio: "No cometerás adulterio" (Éxodos 20:14). La razón es sencilla: El Matrimonio es la fundación misma de la sociedad, y la supervivencia misma de la raza humana depende del matrimonio. Además, con el matrimonio viene la responsabilidad de los hijos, etc. Así que tener relaciones "ocasionales o casuales" fuera del matrimonio no solamente pone en peligro el matrimonio, sino que además puede acarrear estragos psicológicos, sentimentales, económicos, morales, éticos, familiares, etc., etc., etc. El Adulterio destruye los sentimientos paternales y maternales de los hijos y nubla las líneas de herencia y familia. ¿Cuántos hombres y mujeres no se preguntarán ahora si en verdad este joven es hijo suyo o no?

Con respecto a la Fornicación, el Apóstol nos dice que cuando la cometemos, estamos cometiendo un pecado contra el cuerpo de Cristo. Se nos insta a "huir de la fornicación", ya que la fornicación es un pecado contra uno mismo y contra Dios, ya que el Espíritu Santo vive en nosotros y a no ser que sea a través del matrimonio, Dios no condona encuentro sexual alguno. (Ver 1 de Corintios 6:18-19).

Pablo es totalmente franco en este aspecto de la Fornicación. Él nos dice que si un creyente toma su cuerpo y lo une a una prostituta (o cualquier otra persona que sea inmoral) Él está uniendo a Jesucristo a esa persona (Ver 1 de Corintios 6:15-16).

Es extremadamente importante que entendamos que "ni los fornicarios, ni los adúlteros... entrarán al reino de los cielos (1 de Corintios 6:9-10).

En el mundo en que vivimos hasta la iglesia muestra permisividad hacia muchos casos de fornicación. Pero la inmoralidad, aunque sea "aceptable" en nuestra sociedad evitará que MILLONES de nombres queden incluidos en el Libro de la Vida, a no ser que se arrepientan y cambien de camino.

¿Cuándo se considera un acto sexual fornicación?

Sexo oral (senos y pene) entre novios
Sexo de contacto leve (Brocha) entre novios
Caricias, "manoseo", masturbación, etc. entre novios
Sexo en general entre personas no casadas. En caso de novios, nada debe pasar de besos, agarre de manos y abrazos, si es posible, con supervisión.

Todo lo que usted y su novia no harían ante Jesús, ¡no lo hagan! - Es pecado.

Una mujer inteligente no deja que un hombre le ponga sus manos encima hasta el matrimonio. Mientras más da una mujer antes del matrimonio, menos interés creará en la pareja de efectuar el matrimonio. El lema debe ser: "Si me amas no me tocas", en vez de "Si me amas me dejarás tocarte".