martes, 20 de abril de 2010

LOS HIJOS SON UN REGALO DE DIOS




Tenemos que reconocer que los hijos son un regalo de Dios. La Biblia dice en Salmos 127:1-3:

“Si Jehová no edifìcare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño. He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”.

En esta generación, hay niños a quienes se les han dado el título de “niños rechazados”. Esta frase representa las ideas ateas que actualmente han sido institucionalizadas en nuestro mundo. Una y otra vez, tenemos que ser recordados que los niños son un regalo de Dios. La Biblia dice: “Herencia de Jehová son los hijos”. Cuando la concepción toma lugar y la vida comienza, es una obra milagrosa de Dios. Los niños son un regalo de Dios.

LOS HIJOS NO SON NUESTRA POSESIÓN PERSONAL
Por supuesto, nosotros nos sentimos muy posesivos con nuestros hijos. Esto en un instinto natural que Dios pone en el corazón de un padre. Los padres tienen un sentimiento afectuoso y amoroso que es muy natural y necesario, pero debemos recordar que no estamos criándolos para nosotros. Estamos criándolos para Cristo, y para los compañeros(as) que ellos(as) conocerán más tarde y algún día se casarán. Nuestros hijos son nuestros, pero solo son nuestros para criarlos. Ellos son puestos bajo nuestro cuidado y seguridad por sólo un tiempo, aunque continuamos la relación de padre e hijo a través de los años.

LOS HIJOS DEBEN SER DEDICAD0S A DIOS DE NUEVO
La Biblia no solamente nos enseña que los hijos nos son entregados para criar, pero también nos enseña que debemos dedicárselos de nuevo a Dios. Esta es una decisión deliberada que los padres deben hacer. Es un pacto entre los padres y Dios. En un sentido, esto significa que debemos remover nuestras manos fuera de las circunstancias y negocios de sus vidas, y reconocer que Dios puede obrar a través de todas las cosas para el bien de nuestros hijos y para Su gloria. Cuando las cosas no vayan bien, Dios aún puede obrar para bien dentro de una mala circunstancia. Cuando tal parece que una persona ha entrado a sus vidas que no es la persona que nosotros hubiésemos escogido para ellos, de alguna manera, Dios puede tomar esta situación y tornarla para Su gloria y el bien de ellos.

LOS HIJOS DEBEN APRENDER DE DIOS EN EL HOGAR
El hogar es el lugar más natural para aprender acerca de Dios y de Sus caminos. Al preguntarle si tiene un hogar cristiano, puede que usted responda: “Tengo una Biblia en mi hogar; tengo placas colgadas en las paredes con versículos de la Biblia”. Pero estas cosas no hacen a un hogar cristiano.

LA INSTRUCCIÓN COMIENZA EN EL CORAZÓN DE LOS PADRES
La instrucción debe comenzar en el corazón del padre. La Biblia dice en el capítulo seis de Deuteronomio, versículos cuatro al seis:

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”.

ENSEÑE A SU HIJO DILIGENTEMENTE
La Palabra de Dios nos enseña que cuando dedicamos a nuestros hijos a Dios, esto no se termina en el altar de la iglesia. Debemos enseñarles e inculcarles repetida y diligentemente. La Biblia dice en Deuteronomio 6:7: “Y las repetirás a tus hijos”. La palabra diligente significa “la entrega sincera y de todo corazón de nuestra atención a un asunto, tratándolo con suprema importancia, y procurando con certeza que sea cumplido”. Más adelante en la lectura encontramos: “...y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.

Hay dos detalles muy importantes que debemos saber acerca de la enseñanza de nuestros hijos. Primeramente, debemos de siempre mantenernos contentos con la oportunidad de enseñarles a ellos. A veces no es fácil hacer esto. He oído a padres decir: “Me doy por vencido. Mis hijos nunca ponen atención. Estoy cansado de tratar de enseñarles”. Dios no bendecirá esta clase de espíritu y esta manera de sentir. Hay cosas que cada padre piensa que sus hijos deben y pueden hacer, pero solo hay una cosa que debe ser nuestro mayor gozo. No importa dónde ellos estén o lo que estén haciendo en lo que concierne al mundo, una cosa debe de entusiasmar el corazón del padre cristiano más que cualquier otra cosa, y es el ver a sus hijos verdaderamente vivir en la verdad de Dios. “No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad”.

¿Qué quiere usted para sus hijos? Cuando los dedicamos a Dios estamos diciendo: “Quiero para ellos lo que Dios quiere para ellos”. Su deseo es que ellos caminen en la verdad.

Guíelos para que conozcan a Cristo como su Salvador personal. Sea sensitivo a las oportunidades que el Señor provee para hablar a sus hijos específicamente acerca de conocer a Cristo como Salvador personal. Manténgalos fielmente asistiendo a una iglesia que enseñe y predique la Biblia. Lea la Palabra de Dios con ellos diariamente. Ayúdeles a memorizar la Palabra de Dios. Enséñeles las grandes historias de la Biblia. Ore con ellos, y por ellos. Arrodíllese junto a ellos y permita que ellos mismos dirijan en oración. Escúcheles hablar con Dios. Como padres, viva la verdad de Dios frente a ellos cada día.

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