jueves, 8 de agosto de 2013

TODAS LAS MUJERES SON ÚNICAS Y DISTINTAS



En el Planeta Tierra, la inmensa isla donde vivimos, hay casi 7 billones de habitantes… y de estos, más del 50% somos mujeres (somos mayoría). ¡Y no hay 2 mujeres siquiera parecidas, menos aún iguales! ¡Dios nos ha hecho completamente distintas!

Un hombre me dijo: “Dios perfeccionó a su creación cuando hizo a la mujer, por esa razón la hizo hasta el final.”  Estoy convencida de que si todos los hombres pensaran de la manera en que lo hace este hombre, la vida de la mayoría de las mujeres sería también completamente distinta.

De millones, eres única y especial

Yo siempre digo un juego de palabras, que más que broma es realidad: “A la mujer no debes entenderla, debes atenderla.” Hombre, tú que tienes una mujer porque Nuestro Padre así lo quiere y tú lo has decidido, a ti Él te manda: “Vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Pedro 3:7)

Siempre he creído que todos los hombres son distintos, también; no debemos etiquetar a todos los hombres como “iguales”.  Los hay regulares, buenos, muy buenos y excelentes. A las mujeres nos toca pedirle a Dios que ponga hombres excelentes en nuestro camino y tomar la mejor decisión siempre.

No todos los hombres nos tratan a las mujeres de manera igual, porque todas las mujeres somos muy distintas. El corazón de cada mujer palpita a un ritmo diferente, los ojos de cada una de nosotras tienen un brillo diferente, la sonrisa de cada una de nosotras tiene un sabor diferente, las acciones de cada una de nosotras tienen una fuerza diferente y las lágrimas de cada una de nosotras tienen un sentimiento diferente. Estas diferencias marcan las pautas del “manual de instrucciones” de cada una de nosotras.

“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme al Señor, ésa será alabada”. (Proverbios 31:30) También en nuestra gracia y hermosura somos distintas; y en lo más importante de la vida, que es el temor a Dios; aún en eso pensamos, sentimos, actuamos y somos únicas y distintas.

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