lunes, 8 de junio de 2009
DIOS AMA A SUS HIJOS
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. (1 Juan 3:1)
Déjeme darle mi traducción muy literal de este versículo: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios, y los somos; por esto el mundo no nos conoce (ni nos empieza a entender), porque no lo conoció (ni lo empezó a entender) a él.”
Juan está diciendo que no esperamos ser los hijos de Dios, nosotros somos los hijos de Dios. Una mejor traducción incluye las palabras “y los somos.” El hijo de Dios puede decir enfáticamente, “Soy hijo de Dios a través de la fe en Jesucristo.” No lo anticipamos ser ni lo esperamos ser; el hecho emocionante es que cada creyente se puede deleitar y regocijar y constantemente agradecerle a Él porque es hijo de Dios. No nos jactamos en nosotros mismos, sino nos jactamos en el Pastor maravilloso que tenemos.
Este tipo de amor de que habla Juan es un tipo extraño, un tipo insólito, un tipo de amor del cual no estamos acostumbrados. Dios nos ama. ¡Cuál amor nos ha dado el Padre! El amor de Dios-su amor hacia nosotros-llena nuestros corazones a través del Espíritu Santo. Luego Juan muestra que Dios ha demostrado su amor en dar a su Hijo para morir por nosotros. ¿Cuántos tenemos a alguien que moriría por nosotros? ¿Por cuántas personas moriría usted? Dios ama a usted, y Él ha demostrado su amor-Él dio a su Hijo para morir por usted.
La fuerza más motivadora del mundo es el amor de Dios. El amor es el impulso más grande en la familia humana. Un hombre ama a una mujer, una mujer ama a un hombre, y algunos hacen sacrificios tan tremendos el uno para el otro.
Cuando el amor humano es verdadero, es una cosa hermosa, es una cosa noble, una cosa maravillosa, y es una iniciativa tremenda. Pero el amor de Dios hacia sus hijos es superior a cualquier cosa que podamos experimentar en el plano humano.
El verdadero hijo de Dios va a demostrar su nacimiento espiritual por ser obediente a la Palabra de Dios. El amor asombroso de Dios nos debe motivar. Es lo que nos hace querer vivir para Dios. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.
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