La culpa es un sentimiento natural en los seres humanos. Alguna vez todas nos hemos sentido mal por defraudar a alguien que amamos o a nosotras mismas, pero lo importante es que sepamos encauzar los ríos de la culpa de forma tal que no nos inunden y ahoguen en un mar de sentimientos negativos.
Es cierto que nos equivocamos poco o mucho, pero también es cierto que si erramos no es por el “placer” de sentirnos miserables y dañar lo que más amamos. Los errores en nuestro camino son normales, son señales de que estamos haciendo nuestras propias elecciones y tenemos la potestad de dirigir nuestras acciones, lo que no nos exime de responsabilidades, pero nos ayuda a mirar los acontecimientos en sus verdaderas dimensiones.
La culpa no es una especie de gripe que desaparece al tomarnos una pastilla. La culpa necesita de un esfuerzo consciente por liberarnos de la carga que puede representar para nosotras. Y el primer paso para superarle no consta en “hacernos las locas” y actuar como si nada pasara, el primer paso es examinar lo que sucedió con el fin de replantear nuestros sentimientos con respecto a lo acontecido, por eso te recomiendo que tengas en cuenta lo siguiente:
Recuerda cada detalle, cada gesto, cada palabra y luego relee el hecho. Para ello, te recomiendo que vayas a un lugar que te inspire tranquilidad; también puedes llevar una hoja y un lápiz, así podrás anotar lo que recuerdas sin temor a posibles olvidos. Cuando ya tengas todos esos recuerdos concentrados, haz una nueva lectura de lo que sea que te está llenando de responsabilidades.
Reflexiona sobre de lo que encontraste. Y no sólo debes quedarte en tu lugar, sino ponerte en el lugar del otro para que no te quedes únicamente con lo que tú sentiste, sino que también te preocupes por lo que él o la otra experimentó.
Realízate preguntas como: ¿pude haberle evitado? ¿Ahondé la situación? ¿Fui irrespetuosa en algún momento? ¿Cómo fue mi comportamiento? ¿Qué sentimientos se despertaron en mí?
Cuando ya tengas estos pasos, y ya hayas reinterpretado el origen de la culpa, ponte manos a la obra y busca soluciones: éste es el paso fundamental para superar los sentimientos de culpa, ¿acaso crees que con sentirte culpable lo resuelves todo? No. Debes excusarte por lo acontecido e intentar resarcir el daño ocasionado, sólo así tu alma sentirá alivio.
No somos perfectas, tenemos derecho a equivocarnos, pero también tenemos la obligación de reparar los daños que nuestro mal proceder ha ocasionado, no sólo por las personas a quien herimos, sino también por nosotras, para que podamos ser libres de la mancha de la culpa.
Resarcirnos es un acto de aprendizaje para nosotras y los seres que lastimamos, no hay nada de malo en ello, sólo la tranquilidad de reconocerte como un corazón que limpia sus heridas.
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