martes, 30 de abril de 2013

LA RELIGION EN LA PAREJA ¿ UNE O SEPARA ?





Cuando estás enamorada y deseas construir tu vida junto a esa persona, lo menos que piensas en esos momentos es en las ideas que tienes sobre la religión. Muchas personas se casan a pesar de ser distintas sus ideas y creencias, pensando que el tiempo limará esas asperezas. Pero no creo que con el tiempo se suavicen, al contrario, a la larga esas diferencias son verdaderas peleas dentro del hogar.

La madre tiene una forma de criar a sus hijos, le han acostumbrado a tener valores familiares, morales y espirituales, como madre quiere enseñar a sus hijos los valores con los que ella se crió. Y es en ese momento cuando aparece el hombre con otras ideas y diciendo “¡Porqué le dices eso a nuestros hijos si a mí me enseñaron esto y esto otro en mi casa”, o “No le enseñes esas tonterías, que Dios no existe, guárdate esas cosas para ti misma, pero no se las inculques a los niños!”.

Cuando te enamoras piensas que no habrá problema por ser de diferentes religiones, por ser cristiana y él ateo, católico, evangélico, protestante, o de cualquier otra religión… hay respeto y te ama pese a las diferencias de creencias. Pero llega un momento en la relación en la que nos damos cuenta de que las diferencias entre los dos son de mayor importancia de lo que en un principio creímos.

“Yo quiero ir a mi iglesia con mi gente, hablar con ellos, compartir… pero siempre tengo cosas que hacer y al final termino quedándome en casa para que él no se moleste”(nos contaba una amiga de esta página).  “He dejado mi ministerio y mis labores rutinarias en mi iglesia porque somos distintos. Mis hijos no pueden ir a mi iglesia, porque a él simplemente no le agrada, pero sí pueden los hijos ir donde él va o cuando a él le apetece ir, pues nunca ha sido constante en sus creencias.”

Empieza la frustración en la mujer, pues ha sido criada en una iglesia distinta a la de su pareja, pero como ellos no tienen confianza para decir las cosas que sienten la relación comienza a distanciarse. Y la mujer (porque casi siempre es la mujer quien cede) termina por dejar de ir a su iglesia para ir a la de él y sus hijos. Claro que no es feliz, fue criada con otros valores morales y es un poco más estricta, se siente muy fracasada y mal por no ir donde ella desea estar. Por supuesto que a su pareja no le importa como está, ha logrado su cometido, ella ha decidido seguirlo hasta en su religión, y cuando la ve llorar en la iglesia se piensa que es porque está contenta y agradecida.

¡Que va!, está frustrada porque no puede estar con los suyos, con los que se ha criado, con su familia que siempre ha estado allí en su Iglesia. Y es realmente un problema muy serio, nadie puede ser feliz imponiendo al otro sus ideas, para eso son personas con raciocinio y mayores para saber lo que hacen. Pero como siempre, para buscar la paz y la felicidad de su hogar ella calla y prefiere ignorar aún así a costa de su propia felicidad.

Es muy importante que exista el respeto hacia la otra persona, y si conjugan verbos distintos en las religiones, y hay cariño y amistad no debería ser un obstáculo, pero desgraciadamente no es así, y la mujer termina por ceder ante su pareja.

Imagina que lo más importante en tu vida es Dios, si para tu pareja no lo es pero respeta tus creencias, y decides por ello que puedes casarte con él…  ¿Realmente crees que no supondrá un serio problema a lo largo de algún momento de la vida? Para ti la prioridad es hacer lo que es correcto delante de Dios, para él aunque te respeta eso no es prioritario (es algo que simplemente consiente). ¿Cual será la prioridad del matrimonio? Tus creencias no, son tuyas, no de los dos. Alguien tendrá que ceder, y puede que lo que tengas que ceder sea algo muy importante para ti.

Lo más probable es que las diferencias de religión y creencias llegarán a suponer un problema en la pareja, incluso llevándote a plantear una ruptura.

domingo, 21 de abril de 2013

¿ TE MOLESTA QUE OTRAS TIENEN LO QUE TU NO TIENES ?




No, no te molestes porque otros tengan más que tú, aunque tú te lo merezcas más… recuerda la célebre frase que dice que “siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú”.

Muchas veces nos fijamos en esa persona a la que todo le va bien, que tiene muchas cosas, mucho dinero, un buen amor, en fin… que tiene como decimos la vida arreglada. Pero yo no estoy de acuerdo que tengamos que sufrir por lo que tiene la del al lado. Recuerda que muchas personas viven en la abundancia y aun así no son felices.
La vida siempre puede presentar complicaciones a quien mucho tiene, especialmente a los que mucho tienen para sí mismos, porque les falta lo principal, Dios.Sí amigas, todas pueden tener todo lo que tú no tienes, pero si le falta Dios pues son como fantasmas que van por la vida, sólo se nutren de cosas falsas, dinero, lujos, coches etc, pero todas esas cosas no hacen la felicidad.

La verdadera felicidad es cuando con lo poco que tienes compartes, cuando con tu humildad llegas a los corazones más rebeldes, cuando tu palabra es dulce como la miel, cuando dejas horas de descanso para dedicarte a las personas que sufren en este mundo…

Ya ven ustedes que son muchas las que necesitan una palabra de aliento, lo que sea que les levante el ánimo, y por eso mismo toda aquella que hace esta obra de amor, es porque tiene a Dios muy dentro de su corazón.

Las personas que aparentemente tienen todo y que le va de maravillas en la vida, estoy segura que llegan a su cama con un gran vacío, porque se portan de forma egoísta, ya no ven al lado, ya no se fijan si alguien sufre o no, carecen de toda humanidad.

También hay personas que son de un corazón muy noble y comparten las bendiciones que reciben, y así debe ser porque si no se comparten dichas bendiciones, dejan de serlo y  pasan a ser sólo una persona que por el momento disfruta de esos privilegios. Pero nunca olviden amigas, que la vida es de miel y de hiel, y que mientras la felicidad está en nuestra mesa, la tristeza espera en nuestra cama (la vida es así, con altos y bajos).

Nunca dejen de agradecer lo que tienen y lo que no tienen, es la única forma de mantener el equilibrio en nuestras vidas. Y siempre queda la esperanza de que nuestra vida cambie algún día. Y mientras exista Dios en nuestros corazones, Él jamás se olvidará de lo que estamos careciendo.

Dar gracias es justo y necesario.
No envidiar lo que otros tienen es de sabios.
Compararse con los demás es malo para el alma.

Recuerden siempre que Dios nos da,
y Dios nos quita…
Dios te ama tal como eres, no necesita que tengas mucho o que tengas poco.
Sólo te ama, y así debemos amar nosotros a los que nos rodean.

martes, 9 de abril de 2013

NO LE TEMAMOS A LA SOLEDAD





“Son como los ojos que penetran a través de la niebla que confunde los objetos y difumina las verdades, y al atravesar la nos permite llegar a lo que verdaderamente es y a lo que verdaderamente importa, pues significa acallar toda clase de voces confusas y discordantes para que se pueda oír la Palabra viva, clara y penetrante!” (Federico Suárez)

Muchas veces le tenemos un miedo terrible a la soledad, pensamos que es lo más trágico que nos podría ocurrir, estar solos sin amigos, sin un amor que nos comprenda, pero no es así. Cuando comprendemos el verdadero sentido de la soledad es cuando más nos gusta.

¿Qué nos trae la soledad?

Muchas cosas buenas, y empezaré por la primera, que es la de poder estar con nosotras mismas y con Dios. Es en esos momentos, cuando estamos en ese silencio, cuando encontramos a Dios, cuando podemos orar y pedir por nuestras cosas, pensar qué nos hace bien, qué nos hace mal, una persona que está directamente con nuestro Señor se puede examinar su conciencia con mucha paz y serenidad.

Un silencio a solas no es un silencio de mutismo. No, al contrario: sólo es ausencia de personas que están a nuestro alrededor. Pero que por este momento necesitamos estar con nuestra soledad, no es un estado permanente, sólo son momentos e instantes para mirar dentro de nosotras mismas.

No le temamos a la soledad, al contrario cuando pienses que todo va mal en tu vida, acércate a Dios en ese momento que escogiste para estar a solas, lejos del ruido, lejos de las cosas malas que nos rodean.

Estar en silencio no significa que todos los seres que tú amas quedaran olvidados en el vacío, al contrario, es para volver a ellos en plena armonía con mucha paz interior que es lo que nos está haciendo falta en este mundo lleno de ruidos y de incertidumbres.

Piensa por un momento y quédate en silencio en tu cuarto, verás que te hará muy bien estar a solas con Dios, que podrás hablar de cosas que jamás le dirías a nadie, sólo con nuestra soledad somos capaces de ver más allá de lo que estamos mirando ahora mismo.

Debemos reconocer que nuestro silencio siempre nos ayudará y no es que queramos estar solas, no. Al contrario, es poder estar con todos lo que amamos, con mayor energía, y así poder ayudar a quien lo necesita más.

Recuerda que estar en soledad te fortalece, te llenará de optimismo, y podrás ver las cosas con más claridad que las que ves ahora.

Recuerda que en la soledad no se está sola ni callada, es cuando más hablamos con nuestro yo interno. Demos un tiempo para estar en esta posición, perdamos el miedo de vivir así, sólo es un estado transitorio, no es permanente, nos sirve para curar nuestras heridas, para ver con más claridad nuestras metas qué es lo que queremos de nuestra vida.

Disfruta de la soledad que es cuando más cerca de Dios estarás, ¿qué mejor compañía? Por unos momentos dejemos nuestros temores, nuestros miedos, y estemos solas. Ya verás que cuando salgas de eso, mucho más fuerte serás, porque te darás cuenta lo valiosa y fuerte que eres aún en tiempos de tempestad.

Y yo lo he probado y de verdad que es así. El dolor no se va, tampoco las penas, pero aprendemos a superar todos esos percances de la vida y con los que lamentablemente siempre viviremos.

(No olvidemos que Dios es lo único que nunca nos fallará a pesar de los sufrimientos)

¿Qué opinas de tu soledad y silencio? ¿Te hace falta?

lunes, 1 de abril de 2013

EN ESPERA DEL AMOR




Si tengo seguridad en mí misma, en mi potencial y en lo que valgo como mujer, yo sé que tarde o temprano encontraré el amor que tanto estoy esperando.

No voy a precipitarme, seré paciente, esperaré por el amor correcto, esperaré a estar segura de que es él.

Confío en que Dios tiene alguien especial para mí.

¿Crees que tu corazón está preparado para recibir el amor? ¿Has perdonado? ¿Ya sacaste de ti todo el rencor que guardabas de aquella última relación que te dejó hecha pedazos?

Si todavía conservamos tristes recuerdos, si aún no hemos podido sanar aquellas profundas heridas que dejaron nuestro corazón infectado de mentiras, engaños, celos, traiciones y maltratos… entonces nos será difícil recibir un compañero sentimental que nos llene de felicidad, que nos apoye en todo momento y nos ame de una forma incondicional.

Para recibir el amor del hombre que Dios tiene para ti, debes primero perdonarte a ti misma sin culparte, limpiar y renovar tu alma aceptándote y valorándote como un ser que es digno de amar y merece ser amado. Y si con ello mantienes la esperanza en que todo en tu vida mejorará, a pesar de las pruebas que enfrentes, al final habrá una recompensa para ti.

Mujeres que anhelamos ser amadas: debemos ser pacientes en la espera.

Dice un adagio muy popular que “la desesperación es parte del fracaso”… entonces, ¿por qué nos desesperamos? Dios tiene un plan perfecto con cada una de nosotras, él todo lo hace a su tiempo, él nos prepara para recibir un amor sin manchas, un amor verdadero, permitamos que sea él quien tenga el control de nuestra vida.

En nuestras relaciones, solemos ir de fracaso en fracaso, muchas veces por temor a la soledad, porque no concebimos unas semanas, unos meses, unos años sin tener a un hombre a nuestro lado. Y por eso tendemos a elegir mal…

Tú que quieres ser bendecida con un gran hombre, espera la promesa en el Todopoderoso, a él es quien debemos dejar que obre de manera perfecta en nuestra vida. Él sabe qué nos conviene y qué no, y lo más hermoso es que nos prepara para recibir a ese hombre que al igual que nosotras desea experimentar un amor sin condiciones, basado en la confianza, comprensión, en la unidad, en la comunicación y en los pequeños detalles que fortalecen y avivan toda buena relación.

A ti hermosa mujer que espera el amor, te invito a que descargues tus cargas y miedos en Dios, que sabrá prepararte, porque él desea que tanto tú como tu pareja disfruten un amor correspondido, donde la felicidad no sea una quimera, sino toda una realidad.

Cree en el amor, porque sí existe.
Y espera paciente en él.