Luchamos constantemente por superar situaciones que en algún momento y área de nuestra vida nos han entristecido, recuerdos dolorosos, pérdidas, desilusiones y fracasos que en cierto momento nos dañaron y que a pesar de haber comenzado a superarlo, por alguna razón dejamos que los recuerdos por momentos nos arrastren a sentir algo de ese dolor, que a pesar del tiempo nos hace voltear a recordar esas difíciles vivencias.
Siendo libres de situaciones difíciles ya pasadas, podemos con nuestros recuerdos seguir siendo presos, y es que el no proponernos a olvidar, solo nos trae a la mente y al corazón la tristeza que causó en su momento esa situación,
Podemos comparar el hecho de recordar constantemente un pasado doloroso, con algo tan sencillo como bañarnos y ponernos otra vez la ropa sucia, ¿Qué sentido tiene limpiar lo que va a ser cubierto con algo sucio?, algo parecido pasa con los recuerdos dolorosos, al darles importancia y atención terminan por opacar y entristecer nuestro presente.
Hay un verso en la Biblia que dice: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 de Corintios 5:17
Que no te importe un pasado en el que solo hubo dolor, frustración o decepción, si tienes frente a ti la oportunidad de ser feliz, de comenzar de nuevo, de rectificar tus errores y de perdonar lo pasado, siempre hay tiempo para comenzar de nuevo y mucho camino por recorrer.
Todo eso que antes no pudiste hacer, lo mal que te salió, lo que no pudiste lograr ya pasó, es tiempo de limpiar esos escombros para poder construir un nuevo futuro, ¡Es tiempo de deshacerse de los recuerdos dolorosos, y volar libre en busca de nuevos comienzos!
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