Cuando un hombre atropella la dignidad de una mujer.
Cuando creyendo ser dueño de ella, usa la violencia y con sus desprecios y palabras intenta manipularla, está hiriendo al regalo más valioso que Dios le obsequió porque ella es su ayuda idónea, su otra mitad, parte de su ser.
El maltrato No es de Dios
Cada vez que él utiliza sus manos para herirla y querer imponer el supuesto respeto, que no merece, pero que exige…
Está demostrando su cobardía y falta de dignidad, está dejando ver su falta de amor propio.
Porque cuando alguien se ama a sí mismo, no hiere a la carne de su carne.
Quien dice amar de verdad, no destroza y mucho menos marchita a la flor más hermosa de su jardín.
No usa como pretexto ni excusa los celos, para aislar, golpear ni apropiarse de alguien que está junto a él no por imposición sino porque desea compartir su vida en armonía con él.
Porque el que ama no solo lo dice, sino que lo demuestra, cultiva, cuida y preserva. Defiende, protege, valora y estima.
No se esconde tras la máscara del enojo para poco a poco romper en pedazos el corazón de una mujer que un día le amo, pero que hoy le teme porque él así se lo ha ganado.
Hombre, si tu dices amarla, pero la maltratas, estás mintiendo.
Mujer, tú no tienes porque soportar el maltrato.
Rompe con este patrón.
No esperes a que un golpe de él te deje en cama o lo que es peor, a que él te mate.
Cuando creyendo ser dueño de ella, usa la violencia y con sus desprecios y palabras intenta manipularla, está hiriendo al regalo más valioso que Dios le obsequió porque ella es su ayuda idónea, su otra mitad, parte de su ser.
El maltrato No es de Dios
Cada vez que él utiliza sus manos para herirla y querer imponer el supuesto respeto, que no merece, pero que exige…
Está demostrando su cobardía y falta de dignidad, está dejando ver su falta de amor propio.
Porque cuando alguien se ama a sí mismo, no hiere a la carne de su carne.
Quien dice amar de verdad, no destroza y mucho menos marchita a la flor más hermosa de su jardín.
No usa como pretexto ni excusa los celos, para aislar, golpear ni apropiarse de alguien que está junto a él no por imposición sino porque desea compartir su vida en armonía con él.
Porque el que ama no solo lo dice, sino que lo demuestra, cultiva, cuida y preserva. Defiende, protege, valora y estima.
No se esconde tras la máscara del enojo para poco a poco romper en pedazos el corazón de una mujer que un día le amo, pero que hoy le teme porque él así se lo ha ganado.
Hombre, si tu dices amarla, pero la maltratas, estás mintiendo.
Mujer, tú no tienes porque soportar el maltrato.
Rompe con este patrón.
No esperes a que un golpe de él te deje en cama o lo que es peor, a que él te mate.
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