martes, 22 de septiembre de 2009
CULPABLE SOY YO ...
¡Culpable soy yo! Diría una canción del cantante venezolano José Luis Rodríguez “El Puma”.
¿Tu pareja te ha hecho sentir culpable alguna vez? ¿O tú a ella? ¿Por qué lo hacemos?
Entender como opera nos ayudará a eliminarla de nuestras vidas.
¿Qué es la culpa? Básicamente es sentir que tú eres responsable por tus desgracias y las de otros.
En la pareja, ambos gustan de crear relaciones en las que ambos se hacen sentir culpables.
Es cuando se crean relaciones destructivas. Ambos se critican, pero sienten que se necesitan.
¿Por qué sucede esto? Es porque ambos tienen baja autoestima. Y como la culpabilidad controla a la otra persona, eso hace sentir segura a la persona que hace sentir culpable a la otra.
Pero esto es un remedio pasajero a la verdadera enfermedad: una sensación de baja valía.
Es por eso que, cuando dejas a una de estas personas, parece desesperada por regresar contigo ¡hasta te amenaza! Es porque eras su esclava o posesión que lo hacía sentirse valioso. Hacerte sentir culpable, eliminaba el importante trabajo interior de encontrarle el sentido a su vida.
Tu eras esa “distracción” que le hacía olvidar su inseguridad.
Hay personas que no se sienten cómodas con el silencio, porque las confronta con sus necesidades espirituales. Hay quien, inmediatamente al abrir los ojos en la mañana, tiene que prender la radio para escuchar ruido.
También, quien prefiere ver televisión o escuchar su estereo a todo volumen para no escucharse a sí mismo. Es una distracción que hace olvidar la inseguridad y soledad interior.
Yo era inseguro y tenía baja autoestima. Y me sentía cómodo utilizando un poco el sentimiento de culpabilidad con mis novias. Me hacía sentir “hombre” porque las controlaba. Me gustaba que cumplieran mis deseos.
Tomé conciencia clara de mi inseguridad cuando tuve una novia excepcionalmente guapa y atractiva. Era una chica que, por ser de provincia, era más natural, sencilla y franca que las chicas promedio de la ciudad.
Me di cuenta que era imposible controlarla con las mismas estrategias que a mis otras novias. Y me pregunté ¿Cómo puedo hacer que esta chica tan hermosa siga a mi lado si no la puedo controlar?
Y me confronté directamente con mi inseguridad ¿Y si encontrara a un chico que le guste más que yo?
Me di cuenta que no tenía confianza en mi mismo. No confiaba en que mi verdadera persona tuviera las cualidades para enamorar a una chica tan bella.
Sabes? He aprendido que, a veces siendo el hombre más caballero y detallista del mundo, no conseguía el amor de una mujer.
Y a veces, sin proponérmelo y siendo yo mismo, una chica se quedaba cautivada por mi. Y yo ni idea por qué, si no había hecho nada extraordinario, solo ser el que siempre soy en el día a día.
Me di cuenta que el amor es caprichoso y que no depende 100% de mi. El amor es una obra maestra a dúo.
Depende mucho de la subjetividad, experiencia y expectativas de la otra persona también.
Cuando tengo una nueva novia, no dejo de sentir un poco de inseguridad, de si puede encontrar a alguien que le guste más que yo y me deje.
Pero inmediatamente lo controlo. Me relajo y soy yo mismo. Siempre he dicho que si tu pareja no está convencida de estar a tu lado… hay que dejarla ir.
Por eso ya no me preocupo. Si sigue a mi lado… es que va a ser la definitiva. Si por alguna razón ella cambia de parecer o yo, sabré que no era la chica para mi. Y estoy tranquilo, porque a lo mejor la siguiente si es la buena.
Bueno, después de haber tenido a esta chica de provincia, mi siguiente novia fue muy guapa también.
Pero ella era el opuesto de la anterior. La otra, era muy segura de sí misma, esta… muy insegura. Y me quería controlar.
Por ejemplo, por cualquier tontería hacía sus pucheritos de niña enojada. Se volteaba y se cruzaba de brazos sin decir palabra. Y si no le decía nada me decía… “¿No me abrazas?” y ya que la abrazaba, se volteaba otra vez haciéndose la enojada, hasta que la mimaba.
Ella me comentaba: “Yo siempre controlo mis relaciones. Yo decido quien va a ser mi novio y cuando tenemos sexo”.
Te he de confesar que ella se me declaró. Y aunque me gustaba mucho, tenía a otra “candidata” en mente y se lo dije. Me respondió con tal determinación que deseaba ser mi novia que me dejó aturdido y finalmente acepté, no muy convencido.
En realidad no me arrepiento, ya que fui muy feliz con ella.
Los problemas comenzaron. Yo la dejaba ser ella misma, con sus innumerables defectos… ella me quería cambiar casi por completo.
Y eso fue estresante para mi. Me di cuenta que ella no estaba enamorada de mi, sino de una imagen que tenía de mi antes de conocerme en el noviazgo. Yo también tenía de ella una imagen muuuy diferente. Pero aprendí a cambiar mi forma de pensar, a no controlarla y a dejarla ser ella misma. La quise mucho como era, a pesar de sus defectos.
En esa confusión amorosa, tomé un curso con Rosa Argentina Rivas Lacayo, prestigiada Psicóloga mexicana. En el descanso de su curso, me uní a la fila de personas que deseaban hacerle consultas personales.
Cuando tocó mi turno le platiqué la historia con mi novia. Y su respuesta ha sido una de las más reveladoras que haya recibido jamás: “Las personas cuando tiene baja autoestima, buscan desesperadamente un objeto amoroso al cual aferrarse. Y tú en estos momentos eres ese objeto”. También le dije que a ella le gustaba mucho que la abrazara… pero que era en un grado mucho mayor grado que con mis anteriores novias “Eso es precisamente porque tiene una autoestima muy baja, ya que sus padres no le dieron el amor que necesitaba cuando era pequeña. Y busca en su pareja el compensatorio del amor que no recibió de sus padres”.
Eso era cierto. Ella me platicaba que sus padres no le manifestaron mucho amor. Que su padre no le hacía caso desde niña. Que no tenía fotos de cuando era chiquita, porque sus padres no se las tomaron. Que en su cumpleaños, no le festejaban.
Y finalmente, cuando le había dado las gracias y me había alejado un par de pasos, me detuvo abruptamente del brazo. Y me dijo, con la mirada fija en mi: “Y esas personas pueden cambiar rápidamente de objeto amoroso”.
Me cayó como un rayo la respuesta, pero agradecí su sincero interés en mi.
Me quedaba claro que ella necesitaba ayuda profesional y que yo corría peligro de ser cambiado por otro.
Era una mujer que se veía con la mayoría de sus ex novios y tenía una enorme facilidad para relacionarse con hombres, ya que lo hacía en mi mismísima cara.
Alguna vez me dijo con claridad que había pensado en serme infiel, pero que se había detenido porque me quería.
¡Suficiente! Decidí terminar con una relación con tantos problemas y que empezaba a afectarme negativamente en el rendimiento de mi trabajo y en mi bolsillo.
Desperté: “Edgar ¿Qué tienes baja autoestima o que te pasa? ¿Por qué tienes que tolerar una relación tan destructiva? ¿Qué piensas que no vas a encontrar a otra mujer o qué? Con cualquier otra chica vas a estar mucho mejor. Tienes con qué conseguir otra, no estás tan feo y eres sincero ¡que ganas de estar sufriendo!”.
Recordé que yo era el que le había dado una oportunidad… no ella a mi. La acepté. Ella era la que estaba bajo prueba. Y la reprobó.
Me sentí con una enorme paz cuando terminé esta relación. Sin darme cuenta, me había metido en un remolino emocional negativo sin salida. Salir de esta relación fue como ver la luz del día otra vez.
Fue un alivio…
Te platico mi historia, para que sepas que tu pareja puede tener circunstancias que la orillen a ser tan controladora y hacerte sentir culpable. Pero no te sientas responsable de su vida. Tu pareja es la que tiene que arreglar sus problemas. No tú.
¡Que ganas de estar sufriendo! Si la relación te da más tristezas que alegrías… pues cambia como yo lo hice.
No permitas que nadie te haga sentir culpable de sus problemas.
Cuando comprendes que tu pareja utiliza la culpabilidad en ti para controlarte, sabes que lo hace porque es insegura.
Si sabes que es insegura, es por que tiene baja autoestima.
Y si tiene baja autoestima, ella tiene que trabajar para mejorarla. Tú no puedes hacerlo por ella.
Me he dado cuenta que la mayoría de las personas difícilmente cambia durante su vida.
Si después de hablar con tu pareja y explicarle como te sientes no cambia… dile adiós.
Encontrar a alguien que quiera cambiar su forma controladora de ser, es encontrar una aguja en un pajar. Pero aún así hay esperanza.
Es importante el grado de comodidad que sientas con este problema de tu pareja. Puedes simplemente elegir ignorar sus intentos por controlarte sin confrontarla, controlando tus emociones para que no te afecte.
Si puedes hacerlo así ¡felicidades! pero si no… recuerda que el amor de tu vida puede estar esperándote a la vuelta de la esquina.
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