lunes, 10 de octubre de 2016
A ORILLA DEL RIO
A la orilla de un rio “¡Pero benditos sean aquellos que sólo confían en mí! Son como árboles plantados a la orilla de un río: extienden sus raíces hacia la corriente, el calor no les causa ningún daño, sus hojas siempre están verdes y todo el año dan fruto.” Jeremías 17:7-8 (TLA)
No lo digas solamente, también CREELO en lo más recóndito de tu ser veas lo que veas porque seguramente vendrán etapas y situaciones difíciles a tu vida, que ya son parte del Plan de Dios, y necesitas a toda costa recibir esa palabra. En Juan 16:33 Dios ya nos había advertido sobre ello cuando dijo “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” Significa que a pesar de lo que podamos afrontar en este día, en otro momento, o durante un largo tiempo eso tiene fecha de expiración y no tan sólo eso, El ha prometido ser nuestro auxilio. El ya propuso una salida a la situación y sin duda alguna llegará a tiempo. Doy testimonio de que El no permitirá que pases por algo que no puedas soportar. Sí, pensarás que es muy dura la situación, incluso, sentirás que el dolor es incontenible, experimentarás cierto grado de soledad en tu humanidad pero no es así. Aún pensando de esa manera El está contigo, aun no sintiendo Su presencia El sigue siendo tu fortaleza, tu refugio y también tu protección.
Sé que pudieras haber escuchado estas palabras antes y si no pues tengo que dejarte saber que tu caminar con Dios no es por vista sino por FE. En lo natural podrás estar viviendo algo inesperado, que te causa desasosiego y no te juzgo si en este instante estás cuestionándole a Dios lo que ha permitido que te suceda porque en la carne estas situaciones nos duelen pero cuando tu visión trasciende, sin importar lo que esté dictando tu carne, y comienzas a vivir por FE, creyendo que ese sinsabor es momentáneo Dios entonces te promoverá a un nivel glorioso. En 2 Corintios 4:16-18 (TLA) dice “Por eso no nos desanimamos. Aunque nuestro cuerpo se va gastando, nuestro espíritu va cobrando más fuerza. Las dificultades que tenemos son pequeñas, y no van a durar siempre. Pero, gracias a ellas, Dios nos llenará de la gloria que dura para siempre: una gloria grande y maravillosa. Porque nosotros no nos preocupamos por lo que nos pasa en esta vida, que pronto acabará. Al contrario, nos preocupamos por lo que nos pasará en la vida que tendremos en el cielo. Ahora no sabemos cómo será esa vida. Lo que sí sabemos es que será eterna.”
El tiempo de simplemente decirlo terminó, ya es el tiempo de creerlo cuando lo dices. Yo estoy convencida; yo le creo a Dios antes de, en medio de y después de y no dejaré de creerle.
En el abandono del ser amado, en la pérdida de un familiar muy querido, en la crisis de un negocio que aparenta no estar prosperando, en la calumnia de gente desconocida, en el robo de pertenencias de gran valor, en el despido injustificado de un empleo, en la humillación o en el falso testimonio, en la injusticia, en el proceso de una enfermedad que desgasta el cuerpo y las fuerzas, en el desconsuelo y aún en la persecución lo dirás creyendo y confiando. Repite conmigo y haz de estas oraciones una conversación con Dios. “Yo te creo Dios, sin importar lo que esté viviendo ahora, Yo te creo Dios, aunque me duela, Yo te creo Dios, aunque todo sea contrario a lo prometido, Yo te creo Dios, aunque no sea visible la recompensa, Yo te creo Dios, no por lo que pueda recibir de tu mano, no por la bendición añadida sino por tu AMOR hacia mi. Yo te creo porque ya tu perdón y misericordia me son suficientes. Yo te creo porque en medio de todo aunque no pueda palparte sé que estás aquí.”
Dios me ha dicho “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.” (Hebreos 13: 5) y yo le creo. Dice también que probemos y veamos que el SEÑOR es bueno; que son dichosos aquellos que en El confían. Así que dichosos son todos ustedes, TODOS los que creen sin haber visto nada.
No dejes de creer porque entonces creyendo serás como ese árbol plantado a la orilla de un río y ese río es Dios.
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