sábado, 30 de octubre de 2010

CREA TUS PROPIAS CIRCUSTANCIAS




Hace algunos años se suscitó un problema en Monterey, California. Esta ciudad se había convertido en un paraíso para los pelícanos. Una vez que los pescadores limpiaban los peces, les arrojaban las vísceras a los pelícanos. De esa manera, las aves se volvieron gordas y haraganas.

Luego se descubrió un aprovechamiento comercial para las entrañas y los pelícanos se perdieron la comida gratis. Sin embargo, estas aves no hicieron ningún esfuerzo por conseguir el alimento por su cuenta. Se limitaron a esperar y a esperar que les arrojaran la dádiva que nunca más llegó. Muchos se murieron de hambre. Parecía que habían olvidado cómo pescar.

Una actitud diferente asumió una señora mayor que esperaba un ómnibus. Estaba casi paralizada por el reumatismo y cargaba muchos paquetes. Al abrirse la puerta del ómnibus, un caballero le ofreció una mano para ayudarla. La señora sonrió y rechazó la ayuda mientras decía: "Mejor me las arreglo sola. Si acepto su ayuda, mañana voy a esperarla".

George Bernard Shaw afirmó en cierta oportunidad:

"La gente siempre maldice sus circunstancias. Yo no creo en las circunstancias. Solo triunfa en el mundo quien se levanta y busca las circunstancias, y las crea si no las encuentra".

Nadie mejorará su suerte si usted no lo hace.

1Timoteo 2:15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado.

jueves, 21 de octubre de 2010

TODOS SON IMPORTANTES


Cierto día, un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros conversaban.

Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los dos para que el barco navegara.

Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de mando y el capitán en la sala de máquinas.

A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
«Jefe», le dijo, «creo que tiene que venir a la sala de máquinas. No puedo hacer que los motores anden»

«Por supuesto que no puede», le dijo el jefe de ingenieros. «Acabo de encallar el barco».

Maxwell, J. C. (2001; 2003). Las 17 Cualidades Esenciales de un Jugador de Equipo; The 17 Essential Qualities of a Team Player (Page 55). Thomas Nelson, Inc.

Que tontería en la vida es cuando comenzamos a creer que somos los únicos y que el mundo depende solo de nosotros. En la vida estamos rodeados de personas y cada uno tiene un papel vital que desarrollar. Necesitamos aprender a considerar al otro y saber que cada uno es experto en algo y cuando nos unimos el barco de la vida puede marchar. Dios nos ha dado dones y capacidades a cada uno, pero siempre dejemos que Él sea el capitán del barco.

1 Corintios 1:10
Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

Colosenses 2:2
Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿ LA PREGUNTA MAS DIFICIL ?




La paternidad está llena de desafíos. ¿Quién de nosotros no ha tenido que responder a las preguntas que nos hacen nuestros hijos?

«Papi, ¿por qué no puedo tener dos perritos?»

«Si ustedes se casaron a los dieciocho, ¿por qué yo no?»

«Papá, ¿qué es la Viagra?»

Tales preguntas harían tartamudear a un sabio. Sin embargo, empalidecen comparadas con la que hace un niño durante un viaje.

En una encuesta llevada a cabo por Lucado y Amigos (yo entrevisté a un par de personas en el pasillo) me encontré con la pregunta más complicada que padre alguno haya tenido que responder.

¿Cuál es la pregunta más temida por mamás y papás?

Es la que hizo un niño de cinco años durante un viaje: «¿Cuánto falta todavía?»

Póngannos problemas de geometría y sexualidad, pero no hagan a los padres responder a la pregunta: «¿Cuánto falta todavía?»

Porque es una pregunta imposible. ¿Cómo hablar de tiempo y distancia a alguien que no entiende de tiempo y distancia? El padre novato asume que los hechos serán suficientes: «Trescientos ochenta kilómetros». ¿Pero qué es un kilómetro para un niño que no tiene edad ni siquiera para el jardín infantil? ¡Nada! ¡Es como hablarle en chino!

El niño entonces pregunta: «¿Cuánto son trescientos ochenta kilómetros?» Ante esta pregunta, sientes la tentación de ser un poco más técnico y entonces explicas que un kilómetro equivale a mil metros, de modo que trescientos ochenta kilómetros multiplicados por mil metros equivalen a trescientos ochenta mil metros. No alcanzas a terminar la frase cuando el niño se desconecta. Se queda quietecito hasta que tú te tranquilizas y luego te pregunta: «Papá, ¿cuánto falta todavía?»

El mundo de un pequeñín está deliciosamente libre de cuenta kilómetros y relojes de alarma. Le puedes hablar de minutos y kilómetros, pero el niño no capta tales conceptos. ¿Qué hacer entonces?

La mayoría de los padres recurren a la creatividad. Cuando nuestras hijas eran bebés, les encantaba ver la película La sirenita. Así es que Denalyn y yo usábamos la película como una economía de escala. «Como si vieran tres veces seguidas La sirenita».

Y por unos cuantos minutos, aquello parecía funcionar. Sin embargo, tarde o temprano, la pregunta volvía. Y tarde o temprano, decíamos lo que todos los padres dicen: «Sólo confía en mí. Disfruta del viaje y no te preocupes por los detalles. Te aseguro que regresaremos bien a casa».

Y nos esforzamos para que así sea. No queremos que nuestros hijos se compliquen con los detalles. De modo que les decimos: «¡Confíen en nosotros!»
¿Suena familiar? Posiblemente. Jesús nos ha dicho lo mismo. Justo antes de su crucifixión, dijo a sus discípulos que los dejaría. «A donde yo voy [Pedro] no me puedes seguir ahora; mas me seguirás más tarde» (Jn 13.36).

Tales palabras dieron origen a algunas preguntas. Pedro habló por sus compañeros y preguntó: «Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora?» (v. 37).

Dime si la respuesta de Jesús no refleja la ternura de un padre hacia su hijo: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros ... vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (Jn 14.1-3).

Difinitivamente en la vida Cristiana un elemento vital es creer, confiar y tene Fè en quien es nuestro Salvador. Muchas preguntas que tienes si Dios te las contestara no podrias entender sus respuestas y Él te dice, No se turbe tu corazón, cree en mí.

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miércoles, 6 de octubre de 2010

SINFONIA DE LA LUZ




Sinfonía de luz de la mañana de Dios, lléname de música el alma; de música transparente, tersa y bella.

Sinfonía de luz de la mañana de Dios, clarifica mi espíritu para acercarme al Padre.

Sinfonía de luz de la mañana de Dios, pon fulgores en mi sendero para que el día que empiezo a vivir sea un día maravilloso.

Sinfonía de luz de la mañana de Dios, haz luminoso el áspero sendero de los hombres para que la visión se les ensanche y el corazón se les llene de auroras.

Sinfonía de luz de la mañana de Dios, éntrate en las cabañas de los humildes y despierta en su vida sin esperanza, ensueños y esperanzas.

Sinfonía de luz de la mañana de Dios, llega como un mensaje de amor a los corazones amargados y a las almas en que se va marchitando la fe.

Sinfonía de luz de la mañana de Dios, haz surgir aleluyas dentro de mi corazón ... --El Faro.

Dios es Luz y Él siempre estará listo a enviarnos su luz para alumbrarnos el camino.

He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las profundidades del mar. Job 36:30

¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto, Y hace resplandecer la luz de su nube? Job 37:15

Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro. Salmo 4:6