Cuando enfocamos el hogar como un sitio donde se vive, perdemos de vista la verdadera razón de su existencia pues hogar es una relación de personas que comparten metas, ideales y sentimientos en búsqueda de beneficios comunes. Cuado se enfoca hacia lo material, se lucha por adquirir cosas, casa, muebles, comodidades, pero eso no significa que quienes viven dentro logran alcanzar el mayor ideal de vivir en familia. Dios desea orientar nuestras vidas para establecer hogares de acuerdo a sus parámetros, al fin y al cabo, la familia tuvo su origen en Dios.
1. La admiración
El amor verdadero no es pasión, ni caprichos, ni celos, ni egoísmo, ni excitación carnal. Es el dulce sentimiento que se expresa con pureza y que busca la felicidad del ser amado. El cónyuge que no expresa su afecto en atenciones, con palabras y con hechos, está marchitando el amor en el corazón de su compañero(a). Cuando dejas de admirar a tu cónyuge, corres el riesgo de abrir una puerta que conduce a la infidelidad. La admiración involucra observación, estar pendiente de aquellas cosas que nos gustan del otro y estar dispuestos a exteriorizarlas. Con el tiempo, tendemos a observar menos y a decir menos porque damos por supuesto que conocemos los sentimientos mutuos y olvidamos que es necesario dentro de la relación, alimentarlos, fortalecerlos y ponerlos en practica día a día. La conquista del cónyuge NO concluyó en el altar, allí comenzó una intención y compromiso público de seguir conquistando el amor del otro. ¿Amas tiernamente al cónyuge con el cual has unido tu vida? ¿Sueles decirle como cuando eran novios, "Te quiero, soy feliz contigo”? No es tarde para hacerlo.
2. Apoyo y consideración
La estimulación, el reconocimiento, las palabras de aliento y los actos de consideración no deben terminar ni menguar. Algunas de las características de la inmadurez emocional se reflejan cuando se es desconsiderado, egoísta y se reacciona explosivamente. Igualmente, las características de la madurez emocional se reflejan en sabiduría al tomar decisiones (1 Pedro 3:1-7), manifestación del Amor y sobre todo el Perdón. Ambos cónyuges deben interesarse en las labores del hogar, desde el arreglo de la casa hasta la dirección de los hijos y su progreso en la escuela, así sentirán que ambos "están en el mismo lado", que no están solos en la tarea. El apoyo mutuo permite la valoración de lo que es y de lo que hace el otro y extiende la mano en momentos difíciles para continuar juntos la labor de afianzar las columnas de la relación. ¿Qué actos de consideración y apoyo vas a desarrollar? ¿Cómo apoyas a tu esposo(a) y a tus hijos? ¿Cuándo fue la última vez que expresaste tu sincero aprecio por lo que tu esposo(a) hace en las tareas del hogar, y le manifestó su deseo de ayudarle?
3. Comunicación y transparencia
El diálogo disipa dudas y utilizar las palabras adecuadas evita el maltrato. La muerte y la vida están en poder de la lengua (Prov. 18:21). El amor está ligado a lo que decimos y como lo decimos pues las palabras son elementos vitales en la relación, para bendición o para maldición. En ello incluimos los gestos aprobatorios o desaprobatorios, las frases que edifican o destruyen, los comentarios que alientan o frustran. Una sola palabra ofensiva, de burla, de desprecio o de mentira puede dar origen a graves consecuencias (Prov. 10:19). Unas pocas palabras de afecto y dulzura pueden llevar aliento y alegría al corazón del cónyuge (Prov. 15:1). Cuando hay comunicación hay conocimiento y la solución de conflictos comienza en el reconocimiento y la confesión de los errores. El dialogo para enfrentar el problema es la mejor opción en la resolución de conflictos. ¿Qué caracteriza tu hablar en las relaciones de pareja? ¿Qué palabras vas a usar para alimentar y fortalecer la relación?
4. Respeto
Dentro de una relación equilibrada, ninguno de los cónyuges debe sentirse superior y menospreciar al otro: El respeto incluye cortesía, consideración y cariño el uno al otro. La Biblia anima a los esposos a amar a sus esposas (Efesios 5:25,28; Col. 3: 19) y enfatiza el hecho de que el hombre que ama a su esposa, asimismo se ama. Exhorta a la mujer de igual manera, a respetar al esposo (1 Pedro 3:1-4) pues el respeto dentro de la relación está ligado al amor: Una mujer que es amada, respeta y un hombre que ama, se beneficia del respeto y del amor de su esposa. Este respeto o la falta de el, puede reflejarse en: no criticar al otro ante otras personas o hacer comentarios desleales de la pareja; evitar las peleas entre los padres, ya que producen inseguridad e inestabilidad en el carácter de sus hijos; evitar el genio violento y duro; El espíritu egoísta, el corazón frío y las palabras ásperas dañan el corazón y la vida del cónyuge; Los celos, la desconfianza y el rencor entre los cónyuges generan caos y muerte emocional. Dios desea que amemos al otro como a nosotros mismos, ¿Cómo aplicarás esto en tu relación?
5. La unidad
Jesús dijo: Un reino dividido contra si mismo es asolado. La unidad permite que se establezcan metas comunes, acuerdos y estrategias para construir juntos. Las parejas deben hacer un manejo adecuado de: las finanzas (Acuerdos financieros, capacidad de endeudamiento, claridad, conocimiento de inversiones). Tiempo: Como invertirlo, visitas, salidas, etc. para no generar intereses divididos, propios de los cónyuges que, absortos en ocupaciones e ideales diferentes, descuidan la vida matrimonial y familiar. Prioridades: Establecerlas, modificarlas de acuerdo a cada circunstancia, cultivando intereses comunes y participación en las mismas actividades. La unidad guarda a las parejas del uso de las represalias (castigo. Ejemplo: Te dejo de hablar, negación intima, manipulación económica, etc.) Y les ayuda a establecer límites pues estos protegen y restauran. La Biblia dice: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídale a Dios, el cual da a todos abundantemente. . . y le será dada" (Santiago 1:5). Dios tiene los principios adecuados para hacer de tu relación una fuente de bendición.
6. La Intimidad Sexual
La relación sexual es el resultado del amor expresado por los cónyuges que parte del buen trato y de las anteriores columnas. No puedes esperar como hombre, que tu esposa esté dispuesta íntimamente después del maltrato o las palabras y actitudes descomedidas. Tampoco es sano que la esposa haga uso de la relación sexual como premio o como castigo pues la expresión intima no es un elemento de manipulación. Cada pareja establece dentro de su relación lo que es agradable y dignifica a cada uno ayudándose mutuamente en alcanzar la salud y el bienestar sexual. El apóstol Pablo exhorta a no dejar de juntarse, para no abrir puertas en la relación de infidelidad por la no satisfacción sexual de los cónyuges. Dios ha diseñado la intimidad de las parejas como una experiencia de amor y placer en donde la lujuria y los deseos equivocados, fruto de una sociedad que disfruta la pornografía, no deben tener lugar. ¿Deseas a tu esposo(a) con sanos sentimientos? ¿Alimentas la pasión dentro de tu relación? El disfrute íntimo está en los planes de Dios sin que estos se conviertan en lo que fundamente tu relación.