miércoles, 23 de febrero de 2011

MITOS Y FALSAS CREENCIAS...SOBRE LA VIOLENCIA DOMESTICA CONTRA LAS MUJERES.




1. "Un hombre no maltrata porque sí; ella también habrá hecho algo para provocarle"

Esta creencia es una de las más arraigadas y supone afirmar que la mujer es la responsable del comportamiento violento del hombre. Supone afirmar que la víctima es en realidad la culpable o por lo menos que no hay víctimas; que tanto ella como él, se agreden mutuamente. En este sentido, existe también la creencia de que la mujer agrede verbalmente y el hombre físicamente, que la única diferencia está en la forma de ejercer la violencia, pero que en realidad son ambos los que agreden.

Las personas expertas sin embargo afirman todo lo contrario; la mujer maltratada reprime su rabia e intenta evitar las agresiones adoptando comportamientos totalmente pasivos como el de someterse a los deseos del hombre, darle la razón y no cuestionarle.

La cuestión fundamental es que el hombre agresor vive como provocación que la mujer tenga y exprese sus propios deseos y opiniones y se comporte según los mismos. Las/os especialistas que tratan a agresores afirman que estos hombres basan su autoestima en su capacidad para controlar y dominar, y por lo tanto sólo se sienten satisfechos cuando consiguen la sumisión. De todas formas nadie tiene derecho a pegar, insultar, o amenazar a otra persona, sea cual sea la excusa que se ponga para ello.

2. "Si una mujer es maltratada continuamente, la culpa es suya por seguir conviviendo con ese hombre"

Esta falsa creencia responsabiliza a la mujer de la situación de malos tratos y por lo tanto culpa a la víctima. Las razones por las que una mujer maltratada decide seguir conviviendo con su agresor son múltiples y variadas, y es muy importante conocerlas para no caer en la actitud de culpar a la víctima. De forma muy escueta, estas son algunas de estas razones:

•Creer que en realidad su pareja no quiere hacerle daño, que en el fondo la quiere y que si la maltrata es sólo porque tiene problemas.
•Creer que su pareja cambiará (es muy frecuente que el agresor después de una paliza se sienta arrepentido y le jure que no volverá a hacerlo).
•Creer que ella es responsable del maltrato, que lo provoca con su comportamiento, que si se porta "bien", él no la maltratará.
•Creer que sus hijas/os sufrirán emocional y económicamente si ella se separa.
•Creer que no es capaz de vivir (emocional y económicamente) sin su pareja.
•Miedo a que su pareja la agreda gravemente o incluso la mate si se separa. (Desafortunadamente es un miedo muy real).
•Vergüenza a hacer pública su situación de maltrato.
3. "Si se tienen hijas/os, hay que aguantar los maltratos por el bien de las niñas y los niños"

Ser testigos de violencia doméstica tiene consecuencias graves sobre el bienestar emocional y la personalidad de las niñas y de los niños, máxime si se tiene en cuenta que es probable que estas niñas y niños reproduzcan esta misma situación cuando establezcan relaciones de pareja en la edad adulta, ya que aprenden que la violencia es un medio legítimo para solucionar conflictos. Ante una relación de pareja sembrada de violencia, la opción más responsable hacia el bienestar de las niñas y niños es alejarlos de esa situación. Tampoco se puede olvidar que alrededor de la mitad de los varones que maltratan a su pareja, maltratan también a sus hijas e hijos.

4. "Los hombres que maltratan lo hacen porque tienen problemas con el alcohol u otras drogas"

Así se suelen justificar muchos maltratadores, evitando de esa forma hacerse responsables de sus actos. Es cierto que el consumo excesivo de alcohol es frecuente en estas personas, pero este hecho no les exime de su responsabilidad. Recordemos, por ejemplo, que en los accidentes de tráfico la ingesta de alcohol es un agravante a la hora de imputar responsabilidades penales. Además no todos los hombres que tienen problemas con el alcohol pegan y maltratan a sus parejas.

5. "Los hombres que agreden a sus parejas están locos"

La locura, por definición, con lleva no tener contacto con la realidad, no percibir la realidad, no darse cuenta de lo que se hace, y este no es el caso de estas personas. Especialistas afirman que sólo un 5% de los hombres que maltratan a sus parejas presentan graves trastornos psicopatológicos.

Sin duda alguna, una persona que, para autoafirmarse, maltrata a otras tiene dificultades para canalizar su malestar y frustración. Pero esto no significa que no sea responsable de sus actos.

6. "Los hombres que agreden a sus parejas son violentos por naturaleza"

Es muy frecuente que los hombres que maltratan a sus parejas no sean violentos con otras personas. Incluso es frecuente que en el resto de sus relaciones sociales sean amables y respetuosos. Por lo tanto, la cuestión no es que no puedan controlar su ira, sino que deciden descargarla agrediendo a personas sobre las que se sienten con derecho a actuar así.

Todas las personas, en ciertos momentos, sentimos rabia y frustración en nuestras relaciones con los/las demás, sin embargo nuestros valores y el respeto hacia los/las demás nos conducen a canalizar y descargar ese malestar sin agredir.

7. "Los hombres que abusan de sus parejas, también fueron maltratados en su infancia"

Diferentes investigaciones relacionan haber sido testigos de violencia en la familia de origen con los roles de víctima y agresor que se establecen en las parejas, asumiendo que la violencia se transmite de generación en generación. Sin embargo la relación entre estas dos cuestiones no es la de causa-efecto; no todos los hombres que maltratan a sus parejas han sido testigos de violencia o han sido también maltratados, ni tampoco todos los hombres que han sido testigos de violencia o han sido también maltratados maltratan a sus parejas.

8. "La violencia doméstica es una pérdida momentánea de control".

La mayoría de las veces, las agresiones no son consecuencia de una explosión de ira incontrolable, sino que son actos premeditados que buscan descargar la tensión y sentirse poderosos dominando a la otra persona. Además, las agresiones no suelen ser aisladas, sino hechos repetidos y frecuentes.

9. "La violencia doméstica no es para tanto. Son casos muy aislados. Lo que pasa es que salen en la prensa y eso hace que parezca que pasa mucho"

Los casos que aparecen en los medios de comunicación e incluso las denuncias que se realizan sólo representan una pequeña parte de la realidad. Las personas expertas en violencia doméstica afirman que sólo se denuncian alrededor del 10% de los casos. Según datos publicados por el Ministerio de Interior (1991;35), en el 6% de las familias andaluzas existen malos tratos físicos.


10. "Lo que ocurre dentro de una pareja es un asunto privado; nadie tiene derecho a meterse"

No es un asunto privado ya que es un delito contra la libertad y la seguridad de las personas. Los delitos jamás son cuestiones privadas, y menos aún cuando las víctimas no están capacitadas para defenderse.

11. "La violencia doméstica sólo ocurre en familias sin educación o que tienen pocos recursos económicos (viven en la miseria)"

No es cierto. Es un fenómeno que se da en todas las capas sociales y económicas. La diferencia suele estar en el tipo de violencia que se ejerce y en las salidas que se dan a esta situación.

Es muy probable que las mujeres pertenecientes a capas sociales medias y altas no recurran a los Servicios Sociales y no presenten denuncias por sentirse presionadas a no hacer pública una situación que afectaría negativamente a su estatus social. Es evidente, que la esposa/compañera de un hombre con una vida pública prestigiosa se sienta muy presionada a ocultar la violencia doméstica.

12. "Es más aceptable la violencia que se da entre personas cercanas que la que se da entre extraños"

Es cierto que todas las parejas tienen conflictos y momentos de enfrentamiento, pero esto no significa que sea "normal" llegar a la amenaza, la humillación y las palizas. De todas formas, en los asos de maltrato instaurado desde hace tiempo, no se trata de peleas por un hecho concreto, sino que la violencia del agresor es depredadora, no reactiva, funciona por sí misma, independientemente de la conducta de la mujer.
Además, la violencia ejercida por personas cercanas y con las que se tienen vínculos afectivos, a diferencia de la ejercida por personas extrañas, provoca sentimientos de indefensión y humillación mucho más intensos.

jueves, 17 de febrero de 2011

¿PENSARA LA MUJER MALTRATADA... QUE DIOS LA AMA?



Esta reflexion que encontre quise compartirlas con ustedes, porque se en todo el mundo cada segundo esto sucede y hay una mujer sintiendo lo mismo... DIOS lo bendiga.

Te prometio dar amor....y te dio horror..
te prometio quererte...y te quiso demasiado
te prometio dar cariño...y te dio golpes
le diste tu amor...el descargo su odio sobre ti
tu viviste para el...el vivio para maltratarte
tu querias hacerlo feliz...el te hizo sufrir...
cada golpe,cada insulto,cada grito...te arranco pedazos de tu alma..
el te juro amarte...pero no te amo..
....es que a golpes e insultos no se ama a nadie...
el que te ama no te maltrata...el que te maltrata,no te ama...
prometio que serias suya hasta que la muerte lo separe...
..y cumplio...pero de mala manera...
..ahora brillas en el firmamento....
ahora estas en un mejor lugar...
donde nadie te insulta ni te golpea...
donde no seras posesion de nadie...
donde tendras amor...y no dolor...
donde ciertamente,estas mejor que con el...
Aunque estes pasando por una situacion asi...recuerda que Dios te ama...El te creo...no dejes que nadie te lastime

jueves, 10 de febrero de 2011

¿PORQUE A VECES LA VIDA ES TAN DURA ?





Tenemos que admitirlo, a veces en la vida parece que estamos metidos en un hoyo.

La verdad es que en este preciso momento, se esta dando un universo de “batallas de voluntades”. Y si usted es uno de los que insiste en hacer “lo que quiera” entonces su mundo es como usted lo quiere, porque de cierta forma, es el mundo que usted ha pedido.

¿Recuerda la historia de Adán y Eva? Dios les instruyó a no comer de cierto árbol. ¿Y qué hicieron? Comieron la fruta prohibida a pesar de la advertencia. Ellos participaron “voluntariamente” de esa fruto, pensando que podían ignorar lo que Él les dijo.

Adán y Eva creyeron que podían ser como Dios… ¡Sin Dios! Creían que había algo más valioso que Dios mismo, algo mejor que tener una relación personal con Él. En este sistema mundial, como lo conocemos hoy, lleno de fallas y maldades, es un resultado directo de su decisión.

Su historia es la de todos nosotros, ¿no es así? ¿Quién no ha dicho en algún momento (ya sea en voz alta o en el secreto de su corazón): “Dios creo que yo puedo solo desde aquí. Esta la manejo solo. Aprecio su ofrecimiento pero creo que me las puedo arreglar solo ahora.”? Y nos vamos, intentando que funcione nuestra vida sin la ayuda de Dios.

¿Cuál es la respuesta de Dios? Lo permite.

Él nos deja tenerlo; y aun así todo el tiempo como un Padre amoroso se duele mientras observa a su hijo(a) testarudo(a) ir directamente de una situación desastrosa a otra, conociendo qué está por venir.

¿Cuál es el resultado? Terminamos experimentando las dolorosas consecuencias de nuestras propias acciones o las de otros, que van contrarias a la voluntad de Dios. Cosas como asesinatos, robos, mentiras, avaricia, abuso sexual, odio, guerra, etc., son un resultado directo de las personas que rehúsan darle a Dios el acceso e influencia sobre sus vidas. Van haciendo lo que gustan y terminan sufriendo mucho a causa de esto.

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Isaías 53:6).

¿Cuál es la solución de Dios para este dilema terrible de la raza humana? Él mandó a su único Hijo, Jesucristo a mostrarnos el camino “de regreso” al Padre.

“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. “(Juan 3:16-17).

Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28).

En medio de las dificultades, podemos tener tranquilidad sabiendo que Cristo está con nosotros, y Él nos da la fortaleza para superar los obstáculos. Su gozo y paz están en medio de la tormenta.

Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33).

¿Quiere una relación con Dios?

Si desea tener este tipo de relación con Dios, ore algo así:

“Señor Jesucristo, creo que sufriste el dolor de la cruz para darme una nueva vida. Te pido que vengas a mi vida y me des tu paz y gozo. Confieso que soy un pecador, que he buscado mi propio camino y me he equivocado. Por favor perdóname por mis faltas. Te recibo ahora como Señor y Salvador. Por favor lléname con tu Espíritu Santo. Ayúdame a seguirte y servirte con mi vida. Gracias, Señor Jesús. Amén.

Si usted oro esto de corazón, ahora es un hijo(a) de Dios. Las cosas de su vida pasada se han ido y Él le ha hecho nuevo.

jueves, 3 de febrero de 2011

SEÑOR ENSEÑAME A AMAR COMO TU AMAS


Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” Juan 13:34.

Todos crecimos viendo algún ejemplo de matrimonio: algunos vieron un buen ejemplo y otros uno malo. Muchas veces llegamos al matrimonio y lo único que hacemos es imitar o hacer inconscientemente lo que vimos. Hay hijos que crecieron viendo a su padre embriagarse, pegarle a su mamá y esto ocasionó que sintieran un gran rencor hacia él, pero cuando ellos crecieron, hicieron lo mismo. La Biblia nos enseña que no debemos seguir la herencia que nuestros padres nos dejaron en cuanto a la conducta. Que como hijos de Dios, debemos seguir la conducta que nos enseña la Biblia. El hombre debe de amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia, no como lo aprendió de ejemplos en su familia. “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso...” 1ª de Juan 4:20

Dios te ama y usa su amor y ternura para atraerte y consolarte. El no acude al rechazo o a la acusación para hacerte reaccionar, sino siembra bien y no mal para cosechar una buena relación contigo. El te ama sin condiciones y espera que hagas lo mismo con tu familia y con tu prójimo. El amor sin condiciones es el amor de Dios. El ejemplo que debemos seguir en el matrimonio debe ser lo que Jesús ha hecho. Piensa en tu relación, en tu matrimonio, con tus padres, con tus hermanos y si te llevas en algún grado mal con ellos, estás justificando eso con alguna razón. De una manera u otra todos le hemos dado a Dios muchas razones para que El nos deje de amar, pero aún así, nos sigue amando. “En esto consiste el amor: …en que él nos amó a nosotros…” 1ª Juan 4:10. El amor de Dios no consiste en esto: te amo como tú me tratas; sino te amo sin saber cómo me vas a tratar. Dios vio la humanidad y dijo: Puede ser que ellos me rechacen, puede ser que algunos de ellos no me amen y me maltraten, que haya un ateo, que me insulten y hagan chiste de mí, pero aún así, los voy a amar.

Dios no midió consecuencias antes de amar, no midió razones antes de hacerlo. Si tu sigues siendo una persona que gobierna su relación con otros por las razones que tiene, no vives bajo el principio del amor, vives bajo el principio de la vanidad de tu mente, porque tu orgullo te ha separado de la gente a quien deberías estar amando. Eso es ser sabio en tu propia opinión. Hay gente que llegará delante del tribunal de Dios y le dirá: Señor, yo tengo esta razón para haberme comportado así. Pero Dios les dirá: Yo te mandé a amar, y no a tener la razón. Hay gente que llegará y creerá que la explicación que dará por no haber amado a sus padres va a convencer a Dios. Habrá personas que tendrán buenas explicaciones que si las escucháramos hoy, nos conmoverían el corazón; hay mujeres que pueden decir que tuvieron padres que abusaron de ellas, pero Dios les dirá: Yo tuve las mismas razones para enviarte al infierno a ti, pero aún así morí en la cruz por ti.

Dios nos confronta, debemos amar a todos como Jesús nos amó a nosotros. Como hombre, la primera persona que debes amar después de Dios es a tu esposa. No puedes enseñarle a otros a amar, si no amas a la que duerme a tu lado. Dios demanda al hombre amar a la mujer como Cristo amó a la iglesia, y lo que le manda a la mujer es que se sujete al Señor como la iglesia a Cristo. La sujeción es algo bueno, si fuera malo, Dios no lo hubiera pedido.

Hay tres cosas por las cuales la sujeción es un poder en la mujer: la número uno es el poder de la transformación, 1ª de Pedro 3:1-2, dice que la mujer que se sujeta a su marido tiene el poder dado por Dios para ganarse a su marido. La segunda es “el poder de la asociación”, Dios camina con la mujer sujeta, no con la rebelde. La tercera es “el poder del consuelo”, Isaías 54:5 dice que si ese hombre te llega a hacer daño o te abandona, Dios será tu marido. El es marido de la sujeta; con la rebelde, Dios no se quiere casar.

Ahora veremos lo que al hombre le toca, porque muchas veces se dice lo que le toca a la mujer, pero se omite lo del hombre. Y esto le toca al hombre, la cabeza del hogar, y tienes mayor responsabilidad. Y la Biblia enseña que debes amar a tu esposa como Jesús amó a la iglesia. Entre sujetarse y morir, está peor morir.

Hay tres cosas que el hombre debe hacer: amar incondicionalmente a su mujer; el primero en mostrar el amor en el hogar es el hombre. Tú eres el que pone el estándar de amor en tu hogar. Segundo, el hombre es el responsable de sustentar a la mujer, éste la sustenta proveyendo vestido y sustento para su cuerpo, pero también la sustenta cuando con ternura habla palabras afectuosas y cariñosas, y eso es sustentar el alma. Si tú dejas de darle de comer a tu mujer por un día, al final del día te estaría pidiendo dinero porque tiene hambre. Lo mismo ocurre con el alma, está diciendo ¡dime que me quieres! La mujer vive de las palabras que tú le dices todos los días. Y si ella es como todas las mujeres del mundo, quiere que se lo digas mañana, tarde y noche. Tercero, la responsabilidad del hombre es ministrar a su mujer. Cómo hombre tienes la mujer que yo has formado. La característica natural de la mujer es que devuelve multiplicado todo lo que tú le des.

El amor es el recurso de Dios, Él te amó primero. A ti te toca dar el primer paso. Dile al Señor: Enséñame a amar como tú amas.